miércoles, 6 de noviembre de 2019

ESPAÑA y el referéndum del 10N


El próximo domingo más que unas elecciones parlamentarias será un referéndum sobre nacionalismos. El extremo final de todo nacionalismo es el fascismo, fascismo español, fascismo catalán y los que se apunten. Las formaciones de izquierda que tenemos, si es que queda alguna con esencias escondidas de internacionalismo, han actuado y actúan como si no fuera con ellos. Creen que ocultado la cabeza bajo el ala y asustando con que viene la extrema derecha ya es suficiente, y que puedan seguir compadreando con referéndum. Es visible para quien quiera ver, que el nacionalismo catalán y el español se fundamentan en mentiras en idéntica intensidad, que si no se rebaten como no se están rebatiendo calan en le emocionalidad de la gente. Que diga Vox que las Comunidades Autónomas de la España actual están desangrado la economía de la patria, es igual a aquello de que España nos roba de los separatistas catalanes. Decir que la inmigración está destruyendo nuestra cultura por parte de los patriotas españoles es lo mismo que dicen los separatistas catalanes en relación con los castellanoparlantes de Cataluña, a los que por supuesto no consideran catalanes. Las agresiones que pueden estar sufriendo emigrantes en España por nacionalistas españoles es igual a las agresiones que sufren los castellanoparlantes no separatistas en Cataluña. Las banderas y los pendones fueron inventadas para distinguir en contienda a quienes se han de respetar (los nuestros) y a quienes se han de combatir (los otros). Entre los nuestros y los otros, estamos nosotros, con las mismas miserias, las mismas ilusiones, las misma buenas intenciones y las mismas brutalidades. El nacionalismo es el enemigo principal de la racionalidad, de la solidaridad y de la empatía, convierte a los otros en un objeto a abatir, en enemigo, los deshumaniza, pero a su vez genera una falsa sensación de protección de los nuestros: nosotros sin ellos seremos más libres, más ricos y felices. La izquierda no ha sabido o no ha querido propiciar la unión entre las personas desde que abandonó sin alternativa la lucha de clases, y entraron como auténticos idiotas en la lucha de banderas, y cuánto más se adentran en sus prejuicios de superioridad moral, más credibilidad pierden. Están entendiendo o dando a entender que la democracia es un sistema político en que todo vale al margen de las leyes que democráticamente nos hemos dado, y que todo se solventa con referéndum y no advierten los imbéciles que los referéndums parten lo que no se debe partir, porque con las divisiones siempre gana el fascismo. Si aceptamos como solución hacer un referéndum de independencia en Cataluña para separar en dos bandos enfrentados a sus habitantes y eso es lo democrático; será igual de democrático un referéndum para eliminar las autonomías y/o ilegalizar a los partidos separatistas. Y muy desgraciadamente, el próximo domingo se refrendarán ideas así. No solucionará nada y estaremos bien divididos en dos Españas empatadas y empantanadas.



Barcelona a 6 de noviembre del 2019. RRCh

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