jueves, 10 de enero de 2013

CORRUPCIÓN; CASO PALLAROLS.-

         Aquí la cosa consistió en que altos dignatarios del partido político Unió Democrática de Catalunya, que conforma la coalición Convergencia y Unió con el partido  Convergencia Democrática de Catalunya, y que han estado gobernando Cataluña durante unas tres décadas y que actualmente lo están haciendo, mediante documentos falsos y artimañas fraudulentas en colaboración necesaria con particulares, se apropiaron de dinero público destinado a las personas más desfavorecidas –promocionar la capacitación a los desempleados-. El dinero criminalmente desviado ingresó en la caja de Unió Democrática de Catalunya. Con ello este partido político rompió las reglas de juego democrático proporcionándose una ventaja sobre el resto de partidos, para desplegar propagando añadida con fondos quitados a los trabajadores en desempleo. Pocas otras cosas se pueden hacer que sean más despreciables e inmorales.
         La cosa acabó con un acuerdo entre los ex-dignatarios de Unió Democrática de Catalunya en sus respectivas condiciones de reos imputados y Unió Democrática de Catalunya en su condición de responsable civil de los delitos, con el Ministerio Fiscal, la Abogacía del  Estado y de la Generalitat de Catalunya que actuaban de acusación. La acusación pedía más de media docena de años de cárcel para los reos, multas y la restitución del dinero distraído. Pero acordaron penas de un año y meses, de forma y manera que ninguno de los reos entrara en la cárcel, y que devolvieran el dinero. Con ello los reos y Unió Democrática de Catalunya aceptaron que efectivamente habían cometido los delitos en cuestión; sin discusión; sin juicio.
         Los acuerdos entre las acusaciones y las defensas de los imputados, son perfectamente legales; tan legal como si no hubiera habido trato, o si el trato hubiera consistido en que asumieran la totalidad de las penas pedidas por la acusación. Unió Democrática de Catalunya también entró en el trato, aceptando que su formación política había recibido mediante las maquinaciones criminales de sus dirigentes el dinero fraudulentamente quitado de la formación de trabajadores en desempleo. Como las penas privativas de libertad a los reos imputados no llegan a dos años de prisión, y estos dignísimos personajes no tienen antecedentes penales, no entrarán en prisión, se les perdona por esta vez. El dinero a devolver se lo piden a un Banco o Caixa, con la esperanza que luego la entidad prestamista les perdonen la deuda o le alarguen el plazo de devolución eternamente, con un tipo de interés simbólico.
Don Antoni Durán i Lleida es el máximo dignatario actual del partido responsable civil de los hechos criminales y lo era en el momento que se cometieron los hechos; él prometió que si esto pasaba, como pasó, asumiría responsabilidades; aún no lo ha hecho. Pero, eso sí, ya salió una señora portavoz diciendo que Unió Democrática de Catalunya no ha sido condenada por delito alguno, sino que solo es responsable civil subsidiaria, y por tanto nada tienen que asumir. La señora dijo una gran verdad envuelta en una falsedad absoluta. El partido no fue condenado porque nunca pudo serlo, dado que en aquellos años solo respondían penalmente las personas físicas. Estos gestores de la cosa pública son los mismos que para tapar sus vergüenzas dicen o asienten cuando otros dicen que España nos roba y que hemos de independizarnos y ponerles a ellos en el timón. El otro partido de la coalición, Convergencia Democrática de Catalunya, tiene la cede embargada preventivamente por una presunta financiación fraudulenta de su propaganda, y altos dignatarios de la formación están en el ojo del huracán también por pasta ida o venida no se sabe de dónde.
         Ahora los muchachos de las formaciones política adversas piden la dimisión del Sr. Durán i Lleida, pero ninguno de éstos, exaltados por la injusticia aparente, han propuesto ninguna medida real que también pueda afectarle a ellos en caso de verse en tales barros. Parece que sólo atacan al presunto delincuente cuando es adversario,  pero no arremeten contra el delito y las maneras de impedirlo. Esta gente ya no parece conformarse en mirarse contra la pared quién la tiene más larga, sino que también compiten con el tamaño de sus caquitas, y aunque luego intentan taparla sigue oliendo fatal.


         Barcelona a 10 de enero del 2013.-

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