El
fútbol además de ser un excelente negocio que llena los bolsillos de unos pocos
con lo poco que tienen en sus bolsillos los hinchas, es estupendo también para
exacerbar los sentimientos más miserables de la gente, y naturalmente también el
nacionalismo rastrero. Mucho nacionalismo, de ese que se expresa más o menos
así: “nosotros somos mejores que ustedes”,
“nosotros somos más grandes que ustedes”. Y lo lamentable es que cuando se
refieren a “ustedes” no aluden a los
jugadores del otro equipo, que son todos millonarios y juegan todo el año
generalmente en equipos de otro país;
no, se refieren al resto de ciudadanos del país contrario. Cuando los forofos
argentinos cantaban el “que se siente”
burlándose de los brasileños, no se estaban refiriendo a Neymar que juega junto
con varios argentinos en el Barça; se estaban refiriendo a todos los
brasileños, cuando lo hacen los brasileños sucede lo mismo. Perdió Argentina
porque ganó Alemania, y cuando los alemanes festejan se mofan de los gauchos
argentinos, y salen alguno argentinos y otro uruguayo, como Víctor Hugo Morales,
llamando a los alemanes nazis. Si resulta que un jugador uruguayo convertido en
millonario en Gran Bretaña, muerde a otro jugador para buscar una ventaja, y
por eso lo sancionan, se siente ofendidos miles de uruguayos, hasta el
presidente de la República, y trasladan la ofensa a todo el país arguyendo que
como es un país pequeño… Bueno, pero tranquilos, que ahora el tal Suárez se viene
para aquí y él solito cobrará en dos o tres años más que miles de uruguayos
juntos trabajando toda la vida, lo pagarán los catalanes comprando camisetas
para disfrazarse de futbolista por las calles, y pagando entradas al estadio,
aunque no paguen la hipoteca. No necesita el boludo Suárez que vayan a
su casa a darle ánimo, el ánimo ya se lo dan los euros. Y hasta puede ser que
se convierta en un símbolo publicitario para vender calzoncillos por lo que le
pagarán otro pico para que lo guarde en algún paraíso fiscal con empresas
pantalla, como parece ser que le pasó a Messi.
Se
decía que en la antigua Roma contentaban al pueblo con pan y circo, pero ahora
que somos más civilizados y cultos, nos
ahorramos el pan; con el circo es suficiente. El fútbol hace patria. Cuando Carlos
Marx dijo aquello, que la religión es el opio del pueblo, no imaginó el pobre
que el sistema utilizaría el fútbol para sustituir a la religión y que además muchos
ciudadanos del mundo se dejarían utilizar gozosamente, al tiempo que unos pocos
se forran de dinero observando como el resto se distrae siguiendo una pelotita.
Barcelona
a 16 de Julio del 2014.- RRCh
No hay comentarios:
Publicar un comentario