jueves, 15 de enero de 2015

CHARLIE HEBDO, todo vale; o no.


 
En esa simplificación y premura para dar respuestas contundentes e inmediatas en la que nos hemos situado, parece que ya es lo mismo ser víctima que héroe. Ahora todos queremos ser Charlie Hebdo; todos somos valientes por el hecho de repetir una frase, pintarla o ponerla en una camiseta. Las personas asesinadas que pertenecían a la referida revista, fueron víctimas de un desalmado y cruel acto terrorista, pero de ahí no se infiere que sean además mártires de una causa noble. Puede ser que nuestra organización social, cristiana y occidental tenga a la vida humana como el bien superior protegible, -especialmente si esa vida humana está en nuestro entorno, si está en Irak o por ahí, ya no tanto-, no obstante, como también tenemos a la tolerancia como virtud principal –que casi la reivindicamos como exclusiva-, cabría incluir en ella que, otras confesiones religiosas puedan tener un bien superior por encima de la vida humana y ese bien sea Dios. Otros podrían decir que en ocasiones nosotros valoramos más al petróleo y otros minerales que a las personas, pero dejémoslo de momento.  Los que consideran como bien supremo la idea o imagen de Dios, lo hacen sacrificando la vida propia, con lo que difícilmente se le puede pedir más coherencia, (que no equivale a justificación, ni a justicia, ni a racionalidad). Los que somos agnósticos o ateos, seguramente no nos satisfaría que nuestras concepciones fueran objeto de escarnio, burla y risa. ¿Y porque no somos capaces de respetar, sin burlas y sin escarnios las creencias ajenas?, ¡somos más libres con eso! Al menos en España las creencias religiosas están protegidas por el Código Penal vigente, veamos: “Artículo 525. [Escarnio]1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican. 2. En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna". Claro que un dibujo no es más que unos garabatos pintados en un papel, también lo es la foto del Rey, y una bandera es una tela de colores; pero si se queman públicamente, aunque sean papel y trapo, como les otorgamos una simbología sublime, castigamos a los autores. ¿Y por qué no otórgales el mismo privilegio a Mahoma y a Alá?
Digo, por aquello de la LIBERTAD, la FRATERNIDAD y la IGUALDAD. ¿No será que nuestros Dioses están buscando enemigos o rearmando a los ya existentes?

 

Barcelona a 15 de enero del 2014.-

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