miércoles, 9 de marzo de 2016

PABLO MANUEL IGLESIAS


 
          Las ideas sobre las que se fundamentó Podemos era buenas y hasta puede ser que se consiga que lo sigan siendo si se corrigen las formas. La imagen de Pablo Manuel Iglesias, por más que se intente corregir, no parece que tenga remedio, el chico salió con la cara lavada y el maquillaje que le pongan  ya no trasmite ni trasmitirá lo que se pretendía. En realidad, con intención o sin ellas, se acabó creando una superestructura de tinte estalinista, en la que los cuadros dirigentes querían o quieren configurar el Partido como una suerte de religión, que exige una adhesión acrítica  de sumisión contemplativa. Iglesias ni da la talla ni la dará, puede estar más o menos avituallado para dar clases magistrales si se las prepara y cuenta con escasas exigencias del auditorio, pero no para ser un líder político. No dispone de la tolerancia a la frustración que tal cometido requiere. Su arrogancia y acritud desmerece sus razones, trasmite prepotencia y un desprecio por el otro inversamente proporcional a su endiosamiento. Demuestra que ha leído tanto que aún no se ha dado tiempo para digerirlo y evacuar sus excrementos. En mi pueblo se diría que se le llenó el culo de papelitos. Si no se la aparta pronto, acabará generando reinos de taifas en la formación Podemos, y a la derecha -de la que tanto intenta separarse y a la que cada vez se parece  más-, acabará cagándose de la risa. Y no se trata solo de los episodios de barriga agradecida que ha protagonizado con los gobiernos de Venezuela de Chaves y Maduro, que si hubiera actuado con la libertad a la que renunció, hasta podía defender algunos logros, sino de lo que en su conjunto ha acreditado ser, que en nada se corresponde a lo que ha querido o han querido que parezca. Existen en Podemos otras figuras más comedidas, con mayor inteligencia emocional,  menos histriónicos  y con menor necesidad de enseñarse asistidos de hieráticos escoltas. Por más que él se lo haya creído, llegar a la gente no es lo mismo que hacer el numerito con el Sr. Indra en la tele, eso sirvió para el arranque pero no para continuar en carrera.
 
Barcelona a 9 de marzo del 2015.-

4 comentarios:

  1. Información y reflexión.
    Enhorabuena.
    Saludos.

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  3. Siendo básicamente cierto lo que dices, creo, sin embargo, que el principal problema de Podemos no es Pablo Iglesias. El acoso mediático, la indisimulada hostilidad de los principales medios de comunicación hacia esta formación y la campaña cavernícola contra sus dirigentes es una evidencia. El deterioro de la imagen pública de éstos es consecuencia necesaria de aquella. Es verdad que Podemos ha errado en las formas. Pero fíjate en una cosa:si escuchas a la gente común, lo que más rechazo provoca (desde el punto de vista formal) es que "los de Podemos vayan siempre en grupo,en comandita". Esto, precisamente ésto, es lo que caracteriza a un partido asambleario (algo desacostumbrado por estos lares) y, ciertamente, se contradice con la imagen acaparadora de Iglesias. Tienes razón en lo del culto estalinista a la personalidad, pero dicho defecto no creo sea predicable sólo de Podemos. Qué me dices de Ciudadanos? Serías capaz de citar por su nombre y apellidos tres diputados de ese partido que no sean Rivera? Es estalinista el Pp? Lo digo por que yo no he visto mayor culto a la personalidad que el que se da con respecto a Rajoy (igual que antes con Aznar). Por no hablar de la simbiosis que, en su momento, se produjo entre Felipe y PSOE. No es, pues, un problema de Podemos. La gente, nos guste o no (a mi no me gusta) quiere un líder conocido, una persona de carne y hueso que ponga cara a sus ideas, deseos, aspiraciones o lo que sea. Si un grupo se plantease salir a la palestra sin un lider definido, que vaya haciendo la maleta.
    En cualquier caso, y como siempre, estoy de acuerdo contigo y no me gustan las formas ni la arrogancia a jornada completa (a veces es necesaria, pero solo a veces) de Pablo Iglesias.
    Un abrazo, Rubén.

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