Posiblemente la formación
PODEMOS nunca llegó a ser un partido político, y probablemente tampoco sus promotores lo pretendían. Las
acertadas críticas a la política existente con las que arrancaron, nos hicieron
ilusionar a algunos con que detrás de los reiterados “no” vendrían propuestas
concretas de cómo transformar lo negado en lo asumido; que se emplearían en
trabajar el cómo del “sí,
se puede” . Pero todo quedó en un bálsamo de emociones que sirvió para pacificar
y encausar las protestas en momentos críticos. Los cuadros dirigentes eran
amigos de la universidad, que en los últimos meses comenzaron de dejar de serlo
y centraron lo que ellos llaman “debate” en analizase los unos a los otros las
diferentes frustraciones personales que supuestamente a juicio del amigo-oponente
padecían los amigos-críticos y viceversa. Un psicoanálisis público. Para
solventar las controversias hicieron votar a las bases antes de hacer el “debate”,
pero cuando tenían previsto debatir ya se había votado, por lo que en su lugar
se dieron un baño de discursos emocionales de odas a la unidad bajo la protección el caudillo. Al
final se trataba de eso, de ver cuánto apoyo tenía el líder supremo para ser el
Caudillo. Por lo que fueron insinuando mientras se perdonaban la vida, la cosa
iba de si con unas ideas o con otras se podía mantener y ampliar la base
electoral o se conformaban con armar ruido desde una posición testimonial de
pureza leninista. Bueno, ya veremos, el Caudillo ya puede conformar su entorno
a su imagen y semejanza para consolidar a El
Partido suprimiendo a los Revisionistas.
Barcelona a 13 de Febrero del
2013. RRCH
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