martes, 20 de junio de 2017

ESPAÑA, plurinacional


La Constitución vigente, aquella que viene de diciembre de 1978, en su artículo 2 literalmente dice: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”

El concepto de nacionalidades a las que se le garantiza el derecho a la autonomía, habiéndose escrito en plural, ya determina que dentro de España hay más de una nacionalidad, y perecería que el término nacionalidad se sustentan en una nación preexistente, que en tal caso también será más de una. Y para remachar, el artículo 143.1 de la misma Constitución, dice literalmente: “En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este Título y en los respectivos Estatutos”.  Entonces, si esto es así desde hace casi 40 años, a qué obedece esas artificiosas controversias sobre el pluralismo nacional una vez lo ha rescatado Pedro Sánchez dentro del PSOE. ¿A qué? Ya sabemos y ya sabíamos que España es un Estado plurinacional por cuestiones histórica, culturales y económicas. El hecho que una parte de los ciudadanos que habitan en Cataluña motivados emocionalmente por los partidos autonomistas reconvertidos en independentistas y también -y no en menor medida- por el Partido Popular retroalimentando el patrioterismo, todos en el ámbito de la derecha más rancia afanados de controlar parcelas como pesebre de los suyos y sus negocios; este hecho no obsta para que los demás -y especialmente las fuerzas de izquierda- traten de dar mayor sentido, sensatez y coherencia a dicho plurinacionalismo solidario dentro de la indisoluble unidad de España. Lo que falta es exponer claramente cómo y de qué manera, con qué redactado concreto se quieren modificar qué artículos de la Constitución para fortalecer un plurinacionalismo solidario. Es cierto que la Constitución de 1978 apuntó cosas que luego no desarrolló. Tan cierto como que el mero hecho de apuntarlas ya fue una heroicidad en el consenso si se atiende el momento y circunstancias en las que se apuntaron; y si 40 años después los representantes políticos de los que nos hemos dotado, no son capaces de poner sobre la mesa un redactado de desarrollo de aquellos apuntes, no será culpa de los redactores de 1978, sino de la desidia y falta de ideas de los actuales líderes políticos que, parecen conformarse con pastorear al electorado para que se mantengan en grupos manejables. El mero hecho de tener la valentía de formular un texto alternativo de reforma constitucional ya en sí mismo generará un debate ilusionante que a medida que se vaya puliendo concitará soluciones, y el partido que tenga esa iniciativa de concreción posiblemente será el que efectivamente represente a la gente; gente que hoy no se siente representada, o se siente deficientemente representada con trapitos de colores.

 
Barcelona a 20 de Junio del 2017.- RRCH

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