Doña
Cristina, vicepresidenta de la República Argentina y senadora prominente de
dicha nación, ha sido condenada a seis años de prisión por corrupción en el
marco de la 'causa Vialidad'; ella junto a otros de su grupo, por la obra
pública vial en Santa Cruz, en una supuesta trama de corrupción desarrollada
entre 2003 y 2015. Al parecer un personaje cercano a Doña Cristina, un tal Sr.
Báez engordó su patrimonio entre 2004 y 2015 en un 12.000%, lo que tenía antes lo multiplicó
por ciento veinte veces, y el de Austral Construcciones su firma insignia, lo
multiplicó por cuatrocientas sesenta veces, un 46.000%. La empresa tuvo como
único cliente al Estado, más específicamente a las tres presidencias
kirchneristas, y mientras se inflaba como empresario de la construcción celebró
una veintena de acuerdos comerciales con los expresidentes desde el ámbito
privado. Ello aparentemente produjo una administración fraudulenta con sustracción
de fondos al Estado por medio de la asignación discrecional (casi el 80%) de
las obras viales adjudicadas en Santa Cruz, con la contratación en favor
de Lázaro Báez con pingües beneficios para éste en perjuicio del erario. Esos
fondos fueron remitidos a Santa Cruz mediante convenios con Vialidad Provincial,
de forma irregular, con sobrecostos y pagando certificados de obras que no
correspondían.
Ante ello, Doña Cristina envuelta
en la bandera argentina y en la Patria y
El Pueblo, se “defiende” diciendo que existe en Argentina un Estado paralelo y una mafia judicial,
supuestamente capitaneada por Héctor Magnetto que sería el que corta el bacalao
como primer ejecutivo del grupo propietario del diario Clarín; que ella es víctima del lawfare,
de un uso político de la justicia en su contra; que lo suyo no es una condena por las leyes de la
Constitución, y se apoya para excusarse en una supuesta filtración de un chat
entre magistrados, fiscales, directivos de medios y políticos opositores; y que
ella como la primera patriota no será mascota de nadie, ni tampoco va a ser
candidata a nada, ni a presidenta, ni a senadora.
Siendo raro que habiendo estado ella y su
gente muchos años en el poder legislativo y ejecutivo no hayan hecho leyes que
impidan tal desbarajuste, si es que Doña Cristina tiene razón sobre esas
supuestas cloacas del Estado como aquí diría Don Pablo Iglesias ahora que es
tertuliano, pero aunque eso fuera cierto, deberá explicar Doña Cristina que no es
verdad lo que fundamenta jurídicamente su condena, y no vale que diga solo que toda esa
acusación son mentiras contra ella, que ya lo ha dicho, sino que ha de
justificar documentalmente con los mucho papeles que ha de tener, que el
patrimonio acumulado desde que está en política se lo ganó con el sudor de su
frente y no con los mangoneos que le adjudican. Y eso lo tiene fácil, solo ha
de acreditar lo que generó con su esfuerzo personal (con las facturas de cobros
y los correspondientes pagos de impuestos), confrontándolo con el valor de lo
acumulado por ella y los suyos, y el precio que pagó por tales bienes,
servicios y lujos. Y así la ciudadanía argentina y la que no lo es, podrá
concluir, haciendo uso de su propia sesera, si ella y los suyos son corruptos o
no. Se ha de suponer que no toda la ciudadanía de su Patria o su Pueblo son idiotas
o giles.
Da un poquito de asco, tirando a mucho, los
discursos de descargo de Doña Cristina, y aun siendo brillante en la divulgación
demagógica, si la ciudadanía se quita un poco las legañas, para las orejas y
deja de comerse los mocos, igual la descubre, y espanta a la comadreja que se
les metió en el gallinero, antes que el corral esté solo lleno de plumas y
mierda. Y claro, cuando entren los otros
se ha de apretar para que se hagan leyes que impidan que pasen tales cosas, y
no solo la de los cristinistas, también la de los clarinistas, prensistas
y juristas.
Se ha de tener en cuenta que La Patria o El
pueblo para mucho de los politiqueros, entre los que se halla Doña Cistina es
como el camión de la basura, se traga toda la mierda y la lleva a reciclar. No
hay corrupto que se precie que no se ampare en ello, para dividir a la
ciudadanía en dos bloques opuestos e irreconciliables, los patriotas que son los
de ellos y la antipatria son los contrarios, y los contrarios dicen lo mismo, pero
en sentido opuesto. Se trata de hacer un grupo grande que al menos tenga como
enemigos a otro grupo también numeroso, pero de víctimas, más o menos de la
mitad, de manera que al enemigo se le presente como potente y peligroso, para movilizar
a los propios contra los malos, cada cual tiene la razón que más le conviene y
al otro le hace un tabique, como decía Larralde cuando decía bien. Al otro lado
del tabique se coloca a la ultraderecha y esta pone a la ultraizquierda, y si
no hay bastante se mete a los ingleses, la cosa es que el malo sea temible y los
buenos muy victimizados, con mucha sangre patriota y amor al pueblo. Así lo
hizo Galtieri cuando se vio acorralado y mandó un montón de muchachos a tierras
que no conocían, donde habían muchas ovejas pero no había argentinos; todo
hasta que la Thatcher mandó a los suyo para salvar la patria de ella, que es
otra, y aguantarse el uno y la otra en el poder, mientas los muchachos morían a
balas, frío y soledad, sin saber por qué ni para qué.
Barcelona a 7 de diciembre del 2022. RRCh.