Comparto íntegramente lo que manifestó sobre
Catalunya la Sra. Aguirre la semana pasada en Barcelona. Lamento que haya sido
ella quién lo dijera. Es denigrante para la izquierda que una señora tan de
derechas como ella, se permitiera hacer una crítica tan certera sobre la deriva
de la izquierda en España de los últimos años o décadas. Ello deja patente que le
han perdido en absoluto el respeto a la capacidad de liderazgo y movilización
social de la izquierda. Es verdad que
contra natura la presunta izquierda que defiende el derecho a decidir en
Catalunya, centra la decisión de forma exclusiva y excluyente en la independencia. No
hay peligro que ese derecho a decidir se dirija a la nacionalización de la banca, o en elegir la
república en sustitución de la monarquía, que otrora podrían ser planteamientos
esperables, no hay peligro sobre el internacionalismo proletario. Nuestra
izquierda actual se ha plegado al posibilismo inmediato, en la creencia que
cualquier cosa le es beneficiosa siempre que aparentemente moleste a la casta
gobernante. Se conforman con ser moscas cojoneras. No se ocupan en alternativas de transformación
social integradoras y globalizantes, no tienen ideas y de las que tuvieron se
han divorciado sin proyectos de reconstrucción emocional. Se han instalado en
la mayoría del “ya no” o el “todavía no”; la frase es de Iñaki
Gabilondo, no mía. Y así tratan de
apuntarse a cualquier circunstancia que genere concentración de masas, ya no
pretenden liderar a la inmensa mayoría de
gentes necesitadas y huérfanas de dirigentes, se conforman con ir al abrigo, detrás.
Defienden el uso de la bicicleta para no
contaminar, consuelan a las mujeres maltratadas, defienden a los homosexuales,
luchan contra los toreros en defensa de los toros, están atentos en que no se
abandonen ni se maltraten a los perros, hacen protocoles contra la corrupción
propia, y no fuman en público. Se ocupan
de paliar los efectos sin atacar las causas.
Nuestra
izquierda parece sentirse cómoda en una situación cercana al apartheid, en la
separación: catalanes separados de los españoles, si los catalanes así lo
quieren; y que los españolitos aguanten a Don Tancredo al que la izquierda
tolera porque en definitiva ello no daña al toro. Doña Esperanza Aguirre se
cachondea de la izquierda, y se siente tan suelta que es capaz de atacar con
buenos argumentos a la burguesía dominante en Catalunya, esa que promueve el
lugar separado, con el consabido divide y
vencerás; esa que ya ha puesto sus fortunas a buen recaudo fuera del amado
terruño, y que esa izquierda arrepentida
festeja con banderitas paliativas. El dudo
luego existo, lo han cogido tan al pie de la letra, que lo de existir lo
han dejado para luego. Ayer en Alemania los alemanes jodidos por Merkel no
fueron a votar, no tenían a quién; ella ganó.
Barcelona
a 23 de septiembre del 2013. RRCH
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