jueves, 26 de septiembre de 2013

BANCOS, y nosotros sus rehenes.-


 


 

No es nada sencillo meterse con los bancos y los banqueros; ellos nos tienen de rehenes a todos.  El capital de todas las entidades de créditos y financieras se compone en una pequeña parte de fondos propios, que ya tienen a resguardo en los paraísos fiscales, que para tal menester el sistema les otorga; la mayor parte del capital son los depósitos de la gente. En sus arcas están las cuentas de las empresas, nóminas de los trabajadores, las pensiones de los ancianos y los ahorros de todos. Hoy sin tener una cuenta bancaria o en una caja de ahorros no se puede funcionar. Todo se hace por transferencias, incluso se prohíben algunas transacciones en dinero efectivo por encima de cierta cantidad. Para todo se exige disponer de una cuenta bancaria: para cobrar la nómina; para cobrar la pensión; para cobrar el subsidio de desempleo; pagar la luz, el agua, el colegio de los niños, la hipoteca, el seguro del coche, el gimnasio, y las cuotas de cualquier cosa. Sin disponer de una cuenta corriente en un banco o caja de ahorros no se puede hacer una vida normal, puesto que ni los suministros de una vivienda se pueden pagar en ventanilla. Así las cosas, todo el poco o mucho dinero que podemos tener los ciudadanos está en mano de los bancos, los ciudadanos tenemos una tarjeta magnética para sacar el dinero necesario siempre que lo hayamos puesto previamente. Si un día los bancos cierran en veinticuatro horas nos convertimos en indigentes, y al cabo de un par de semanas por impago nos cortan la electricidad, el gas, el agua, el teléfono,  y además no tendríamos ni para ir al supermercado, la nóminas no la cobraríamos en mano porque al empresario también le habrían pillado sus cuentas y tendría que cerrar. No es bobada. Un colapso general. Por ello los legisladores que como políticos de nuevo cuño responden a la voz de su amo. Amos que generalmente son banqueros o grandes accionistas de los bancos, que además también disponen de los depósitos de los políticos, sino son además los que proveen a los políticos de ingresos, cuando el banquero amenaza con bajar la persiana, corren como despavoridos con los pantalones bajados a rescatar al banquero para salvar a los depositantes que somos los rehenes. Nos salvan un poco, rescatan a los Banco y cambian alguna cosa para que todo siga igual. El dinero para el recate de los bancos es el de todos los ciudadanos que sequimos siendo rehenes y por tanto temerosos de un nuevo amago de bajada de persiana por parte del banquero.

         Antes que el banquero necesitara el rescate con el dinero de las víctimas, ellos se pusieron unos sueldos obscenos además de tener unas primas de esas que quitan el hipo, de “toma pan y moja”. Pero, como resulta que son empresas privadas, regidas por el mercado, la libre competencia y la autonomía de la voluntad, que además solo responden antes sus accionistas; nuestros políticos legisladores nada pueden decir. Éstos tampoco hacen nada para que no vuelva a suceder, puesto que ellos tienen la autonomía de la voluntad perjudicada y en su ramo de políticos ostenten el monopolio, con lo cual no hay quien de fuera les tosa; entre ellos se toses y se escupen pero se salvan unos a otros con un remedio infalible ante su oponente, -político también- que consiste en “y tú más”. Mientras juegan a ver quien la tiene más corta, -porque ya de tenerla larga no se ocupan porque siempre les engañan-, los banqueros y las empresas accionistas de los bancos los van alimentando con donaciones remuneratorias o condicionadas para tenerlos a tiro a fin que consigan el pago del próximo rescate. En los partidos, que han convertido en sus madrigueras, los políticos-legisladores tienen a uno ahí que hace de tesorero para ensobrar los dineros y repartírselo como buenos correligionarios, que si por aquellas cosas le pillan dicen que no lo conocen, que hace mucho que se fue, o que es un delincuente y que aguante su vela.

         Claro que si legislaran para la nación, la patria, la ciudadanía, e incluso solo para la madre que les parió, ya habrían encontrado soluciones para el futuro. Por ejemplo en la ley concursal, la que antes se llamaba de quiebra y suspensión de pagos, habrían introducido un capítulo para los bancos y demás entidades de crédito y financieras, en las que fueran administradores de la quiebra o suspensión de pagos un equipo designado por el Banco de España, mal llamado Regulador, porque no regula nada y lo que intenta regular no le hacen caso. En ese capítulo se debería introducir un precepto que estableciera la retroacción de la quiebra o la suspensión de pagos a 15 años para atrás, con análisis concienzudo de dónde se fue el dinero, y si resultara que se lo llevaron los banqueros con sueldos, primas y demás parentelas, hacer demandas de reversión. Esas demandas son aquella en las que se pide que se devuelva lo evaporado en los últimos quince años. Para que todo quede prolijo, se debería introducir en el Código Penal penas de cárcel para los listos, pero sin perdón de la pena para no entrar en la cárcel,  ni tercer grado que es el otro perdón que se da al poco de entrar en la cárcel, y claro, sin indultos. Y fundamentalmente se ha de introducir un artículo en el Código Penal  con penas de muchos años, para los gilipollas, tontos del culo, inútiles, sinvergüenzas, desfachatados, descerebrados y similares, de forma que aunque le engañen vayan para dentro, de manera que sea delito ser bobo y ostentar el poder o la función pública. De no hacerse así, para salvar el culo,  incluso hasta podríamos llegar a ver que hasta el presidente del gobierno se justificare diciendo que lo engañaron y no se enteró (perdón por la exageración, es imposible que esto pase, ¡por dios!).

 

Barcelona a 26 de septiembre del 2013.-  RRCH

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