El
Sr. Silva, profesor de derecho penal, y abogado de la Infanta Cristina junto
con el Sr. Roca i Junyent, comentando ayer la nueva imputación de la hija del
Rey, acabo diciendo de forma jocosa e irreverente que, podía no recurrir la
imputación de su clienta si con la declaración de ella hacía feliz al juez que
la imputó. Con defensores de esta calidad la Infanta no necesita enemigos. La
bola de estupidez que va enmarañando el caso para impedir que la Infanta
declare como imputada conseguirá al fin que la sociedad la condene, si ya no
lo ha hecho. La frase del Rey en el sentido que la justicia es igual para
todos, ha sido completada por los defensores de su hija con que “para unos es más igual que para otros”.
Ni se conoce y seguramente no se conocerá en la historia jurídica de España un
auto de más de doscientos folios para justificar el llamado a declarar a una
persona como imputada. Lo normal y
habitual para los demás iguales antes la
ley es un razonamiento de diez o quince líneas, que generalmente no lo
recurren ni los abogados de las defensas. Que lo recurra el Ministerio Fiscal
ya es impensable, claro salvo en el caso de los “más iguales”. Si la primera vez que resultó imputada la Infanta
Doña Cristina hubiera ido a declarar como cualquier otro español, seguramente
hoy tendría más credibilidad su presunta inocencia, el hecho que se desplieguen
tantos medios y recursos para acreditar su ignorancia –elemento esencial y único
de su defensa-, lo único que está consiguiendo es demostrar exactamente lo
contrario, y desgastar de forma constante el prestigio de la Casa Real. Si Doña
Cristina hubiera renunciado a sus derechos dinásticos y a sus prerrogativas por
su pertenencia a la Casa Real, hubiera hecho un favor muy importante a la Institución
y a España, y posiblemente así hubiera conservado cierto afecto por parte de la
ciudadanía, como víctima de su marido. Las maniobras dilatorias instrumentadas
por la Fiscalía y los abogados de la Infanta han obligado al Juez a desmenuzar
de tal manera los indicios que justifican su imputación que más que un auto
parece una sentencia, y lo peor es, que para la ciudadanía sea una sentencia.
Sentencia social que, si luego queda en aguas de borraja, será una loza
insoportable para la Casa Real. Por tanto saldrá mal, acabe como acabe.
Barcelona
a 8 de enero del 2014.- RRCH.
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