martes, 28 de junio de 2016

BREXIT



 Si siento admiración y respeto por algún británico es por John Carlín, aunque sus acertadas opiniones no obedecen al solo  hecho de haber nacido en Londres, sino más bien por su recorrido vital que le ha permitido generar una conceptualización  pan-humanística, de la que la mayoría de los expertos y opinadores carecen; y en consecuencia es un nexo emocional lujoso entre negro y blancos, anglosajones y latinos. Carlin, en un exceso de responsabilidad dijo que se sentía avergonzado de haber nacido en las Islas Británicas; es excesivo ya que nadie puede ser responsable de dónde nace por no poder elegirlo. Pero se entiende; lo que le avergüenza es la infracultura de la desinformación que históricamente ha propiciado el establishment (élite que ostenta el poder) británico. Él, bien pudo conocer su influencia poco benéfica en Argentina, Nicaragua, México, EEUU y Sudáfrica entre otras latitudes en las que ha vivido. Esa desinformación o manipulación educacional tendente a reforzar la xenofobia -y demasiadas veces el racismo-, sustentó durante algunos siglos el Imperio Británico, y cuando  cayó, quedaron sus secuelas de prepotencia en las ex colonias británicas, y las secuelas de inferiorización=admiración  en las ex colonias españolas y en España misma. El establishment no es xenófobo ni es racista, solo hace negocios. La xenofobia y la supuesta superioridad racial ha sido un excelente instrumento de control de su propia ciudadanía, para su posterior utilización en la explotación de otros seres humanos de distintas culturas. En el referéndum para la salida del Reino Unido de la Unión Europea cometieron un error en el suministro de la dosis; las mentiras en dosis adecuadas pudieron beneficiar la consecución de privilegios a la élite; el exceso, como el veneno, mata. Se les fue la mano en el propósito de enfrentar a unos pobres con otros, tarea que históricamente han manejado con maestría. Si a los pobres británicos se les hace creer que son mejores personas que los pobres emigrados; estos últimos acabarán expulsado, y los pobres británicos no querrán hacer los trabajos que hacían los extranjeros, y menos por el salario que éstos recibían. De ahí la desazón generada entre los próceres del establishment y de la City ,viendo el desbarajuste de la patria. Un poco de miedo puede impulsar; paraliza si es más,  y hace recular si es mucho. Al final todo es cuestión de medidas para que el miedo excite en un sentido o su contrario, ante lo popular y el populismo, la educación y la instrucción.

¡Carlín!: Mandela se murió?

Barcelona a 28 de Junio del 2016. RRCH.

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