martes, 14 de junio de 2016

DEBATE DE CUATRO MONÓLOGOS


 
          Los cuatro presidenciables se prepararon para no dañarse a sí mismos. A los cuatro les importaba un pito lo que dijera el otro, su preocupación era cantar al detalle lo que le habían preparado. No se sometieron al veredicto de la ciudadanía, sino a la calificación de sus asesores. A Pablo Manuel Iglesias se le notaba que le habían indicado que disimulara su arrogancia y estuvo todo el tiempo apretando el culo. A Pedro Sánchez le habían dicho que reprochara a Iglesias no haber sido presidente y controló poco su resentimiento, seguro que después le tocaron la cresta. A  Rivera le habían dado manga ancha para que intentara sacar de quicio a Rajoy y a Iglesias, y para ello lanzó algunas afirmaciones falsas a propósito con olvido de verdades más infamantes. Sánchez desperdició la oportunidad que le dio Rajoy de comparar la actitud de Chaves y Griñan en los Eres de Andalucía con la él, al frente del PP en el fango de la corrupción. Sanchez no lo llevaba en el guion. Rajoy describió un país ilusorio descrito desde la autocomplacencia de los pocos beneficiados por sus medidas gracias a desigualdad y urgencias en las que ha situado a las mayorías.  No debatieron nada, cada cual colocó el rollo ya conocido. La casta y la anti-casta ya pasó a la historia, tesis y antítesis se ha convertido en síntesis.  
Barcelona a 14 de junio del 2016. RRCH

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