Estuvo muy bien Rufián, el trasplante de cerebro que le
hicieron fue un éxito, es otro; impresionante lo que hace la ciencia española,
y no se le notan las cicatrices. ¡Fantástico! Es cierto que al no haber
recibido Sánchez a Iglesias como ministro plenipotenciario ni abrir la mano
para hacer una coalición con el partido de Iglesias, solo consiguió que el
muchachote subiera el precio. ¡No quieres sopa, pues trágate cinco tasas! Sánchez
no se lo tragó, aunque Iglesias lo sabía y lo deseaba para seguir en su puesto
de estar en contra. Siempre es más fácil oponerse que proponer soluciones, y
así Iglesias seguirá alimentándose de la sopa boba, y mientras le quede un
grupito de lisonjeros que al menos le propicien escaños en al parlamento para
él y su pareja, seguirá con las pataletas, o dejará de respirar hasta ponerse
rojo para dar lástima. Habría que escrutar la historia de España muy
cuidadosamente para hallar en ella un personaje tan bellaco y charlatán como el
Señor Iglesias. Si él tuviera voluntad se pondría en contacto con Rufián para
que le diera las señas del cirujano que le hizo la muda de la sesera.
Seguramente ha de haber lista de espera, pero con recomendación igual se
acorta, y con los avances tecnológicos de los que ahora gozamos seguro que
pueden conservarle la cabellera para que al menos salga así de guapo en la tele.
Es evidente que ni en agosto ni en septiembre ni nunca Sánchez puede llegar a
un acuerdo de coalición para formar gobierno con las huestes de Señor Iglesias;
sería muy antihigiénico. Tendrá que convocar elecciones y si resulta que de
ellas gana el tripartito de la derechísima, Iglesias podrá seguir estando en
contra y seguir nutriéndose de la sopa boba contemplando el cielo de Galapagar,
que seguro es más cristalino que el de Vallecas; menos contaminación lumínica, mejor
aire y gente más arregladita.
Barcelona a
25 de julio 2019 RRCh
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