Se le ha de reconocer muchas cosas buenas al periódico El
País, y con ello, también a Jose Luis Cebrián. Hoy en la Ser –emisora de su
grupo empresarial-, volvió a dejar constancia de su cintura y lucidez. Cintura
para arrimar las ascuas a sus sardinas, y lucidez para analizar críticamente el
entorno social, político e institucional
del presente, excluyéndose del foco. Recordó que en los inicios, el periódico
sufrió atentados de extrema derecha, en uno de los cuales murió un “botones”
persona que seguramente no tenía nombre puesto que no lo dijo y otros dos
resultaron con heridas importantes, también sin nombres; que desde el poder de
aquellos primeros tiempos se inventaron
para desprestigiarles tramas insidiosas y persecuciones soterradas. Criticó a
Rajoy, desde el afecto, por no ser aficionado a los debates, cuando como político
debería amarlos. Defendió la libertad de prensa y la autonomía crítica y
responsable de los periodistas. Tan bien lo hizo que permitió a Pepa Bueno que
le introdujera una pregunta sobre los papeles de Panamá–evidenciando el previo
consenso-, a lo que contestó exactamente lo mismo que contestan los políticos
ante la misma cuestión: él no tiene nada que ver, no participó jamás en tales
mangoneos y lo publicado obedece a una campaña de desprestigio. Y ahí acabó la
cosa. Cuando salió el asunto de si el poder le había cambiado en estos cuarenta
años, salió por peteneras como un
ministro y dijo que el poder se apodera de los apoderados o algo así, como si
el ente tuviera vida propia y ello exculpara a los abducidos. Muy lúcido en la
definición de populismo, que son aquellos que volviéndose rehenes de sus
propias mentiras instrumentalizan la emocionalidad ajena para promocionar sus
personalismos. Cree Cebrián que Rajoy acabó su ciclo político, él le reconoce
que ha hecho algunas cosas buenas pero que es el momento en el que debe dejarlo.
Cebrián fue suspicaz en su alocución dejando
patente que, sigue siendo más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en
el propio. En un momento hizo alusión a la casta, y se lio un poco con lo del
poder, puesto que seguramente quiso decir que la casta en su atracción
centrifuga puedo abducir a Don Jose Luis Cebrián, pero esto no lo dijo.
Barcelona a 5 de mayo 2016.-
RRCH
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