jueves, 5 de mayo de 2016

40 años de El País


 


          Se le ha de reconocer muchas cosas buenas al periódico El País, y con ello, también a Jose Luis Cebrián. Hoy en la Ser –emisora de su grupo empresarial-, volvió a dejar constancia de su cintura y lucidez. Cintura para arrimar las ascuas a sus sardinas, y lucidez para analizar críticamente el entorno social, político  e institucional del presente, excluyéndose del foco. Recordó que en los inicios, el periódico sufrió atentados de extrema derecha, en uno de los cuales murió un “botones” persona que seguramente no tenía nombre puesto que no lo dijo y otros dos resultaron con heridas importantes, también sin nombres; que desde el poder de aquellos primeros  tiempos se inventaron para desprestigiarles tramas insidiosas y persecuciones soterradas. Criticó a Rajoy, desde el afecto, por no ser aficionado a los debates, cuando como político debería amarlos. Defendió la libertad de prensa y la autonomía crítica y responsable de los periodistas. Tan bien lo hizo que permitió a Pepa Bueno que le introdujera una pregunta sobre los papeles de Panamá–evidenciando el previo consenso-, a lo que contestó exactamente lo mismo que contestan los políticos ante la misma cuestión: él no tiene nada que ver, no participó jamás en tales mangoneos y lo publicado obedece a una campaña de desprestigio. Y ahí acabó la cosa. Cuando salió el asunto de si el poder le había cambiado en estos cuarenta años,  salió por peteneras como un ministro y dijo que el poder se apodera de los apoderados o algo así, como si el ente tuviera vida propia y ello exculpara a los abducidos. Muy lúcido en la definición de populismo, que son aquellos que volviéndose rehenes de sus propias mentiras instrumentalizan la emocionalidad ajena para promocionar sus personalismos. Cree Cebrián que Rajoy acabó su ciclo político, él le reconoce que ha hecho algunas cosas buenas pero que es el momento en el que debe dejarlo. Cebrián fue  suspicaz en su alocución dejando patente que, sigue siendo más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. En un momento hizo alusión a la casta, y se lio un poco con lo del poder, puesto que seguramente quiso decir que la casta en su atracción centrifuga puedo abducir a Don Jose Luis Cebrián, pero esto no lo dijo.

Barcelona a 5 de mayo 2016.- RRCH

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