Pedro
Sánchez ha demostrado que se puede ser político y diputado, y además ser una
persona con dignidad. Y más resalta su decencia si se hacen comparaciones con
sus compañeros, por ejemplo con Antonio Hernando. Salvo que el Sr. Hernando
tuviera la convicción que no había en el aparato del PSOE ninguna persona a su
altura para sustituirle, con lo que él sacrificando su dignidad salvaba la
partido -que en caso de ser así tampoco valía la pena-, se ha retratado como
una persona que por conservar su escaño hace lo que sea preciso. Sánchez en
cambio se quedó sin trabajo manteniendo su honor, cosa escasa en el mundo de
hoy y especialmente entre los cargos públicos. Sánchez lo tiene difícil, muy
difícil, pero no imposible como lo tendrá Hernando. Tarde o temprano en el PSOE
comprenderán que el aparato sin militantes no es nada y no conseguirá votos
tampoco de los no militantes. El PSOE se
ha situado voluntariamente como rehén del PP, si no hace lo que el PP le pida,
convocaran elecciones y los abstencionistas se quedarán sin sillón porque no
tienen, por no tener, ni a un candidato para presentar a tales elecciones. Si
hace lo que el PP le pida, dentro de cuatro años habrán elecciones y el PSOE
será una fuerza residual. Tarde o temprano los del PSOE, o mejor dicho sus
militantes, comprenderán que a PODEMOS se le vence jugando en el campo de ellos,
proponiendo las soluciones que PODEMOS no puede consensuar ni con los suyos, a
los que solo les une la crítica y los eslóganes ingeniosos cuando no
insultantes.
Barcelona
a 31 de octubre del 2016.-
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