martes, 18 de octubre de 2016

¿Por qué ha de gobernar el PP?


 
          Cierto es que si se cuentan los votos que tienen las formaciones políticas que no querrían que gobernara el PP son más que los que apoyan al PP. Pero es cierto también que los votantes contrarios al PP están en formaciones políticas que son antagónicas en lo esencial. Dicho de otra manera: la derecha española coincide en lo esencial y la anti-derecha o anti-PP- que no es la izquierda aunque se autodenomine como tal-, discrepa en lo fundamental. La izquierda hoy por hoy no existe, o al menos no existe una izquierda que sostenga principios mínimos de izquierda. La derecha ha sido capaz de trufar a la autodenominada izquierda de postulados auténticamente de derechas, el ejemplo es el latiguillo o muleta de la  autodeterminación. Nadie aún ha desmenuzado como teoría intelectual, fundada y razonada, en qué consiste la autodeterminación de los pueblos de España. De entrada parece aproximarse a una propensión más o menos emocional a la diferenciación, y de ahí a la separación con el consecuente enfrentamiento con los otros. El auto-determinismo de las Españas consiste en que  solo se quieren auto-determinar aquellos que consideran que separados vivirán mejor que juntos (o más mejor), lo que en esencia es la negación misma de la solidaridad. Parece evidente que cualquier grupo humano que quiera excluirse de un todo, es porque considera que dentro del todo pierden parte de lo que solos podrían disfrutar en mayor proporción. Dejando al margen que los auto-deterministas posiblemente no valoran lo que el todo les proporciona y por ello disponen de una mejor posición dentro del todo, es una obviedad que tal propensión separatista nada tiene que ver con los principios de la Izquierda. Así las cosas la izquierda en lugar de combatir la propensión separatista con razonamientos claros, en sus ínfulas de acompañar a lo popular ha dejado que se popularice el separatismo y una vez popularizado se ha aproximado a él, y ahora no sabe por qué camino tirar. La derecha auto-determinista regional ha conseguido identificar la españolidad con la derecha madridista post-franquista, y la izquierda al entrar en el juego aproximándose a las derechas nacionalistas regionales  dejó de ser izquierda en la medida que abandonó los postulados esenciales que le identificaba. Y ahora los que se dicen de izquierda no son vistos como tales por los votantes, porque realmente no son de izquierda. El nacionalismo ha matado a la izquierda, y lo que queda como formalmente de izquierda intenta subsistir mediante personalismos populacheros que no son capaces de desprenderse totalmente del  nacionalismo post-franquista ni tampoco del nacionalismo regionalista. Acogen una parte de uno o de otro, y con esa parte tratan de sobrevivir. Así tenemos a Doña Susana Díaz que trata de salvar a su PSOE con soflamas andalucistas con apoyos de ex socialistas jubilados en Madrid que tratan de resucitar los parabienes de la una transición ya transitada hasta una calle sin salida.  Nadan entre dos aguas apestadas por el separatismo porque se han autoexcluido del cauce propio de la izquierda. El nacionalismo español post-franquista y el nacionalismo regional también post-franquista juegan a permanecer en equilibrio, ninguno de ellos trata de vencer al otro, porque ambos se necesitan. No existiría nacionalismo español madridista post-franquistas si no existiera un nacionalismo regional,  y no existiría nacionalismo regional si no existiera nacionalismo madridista. Ambos se retroalimentan, y en ese juego entró la izquierda, y dejó de ser izquierda.  La derecha del PP no tiene ningún interés en llegar al poder en el País Vasco o en Cataluña, para eso ya está la derecha gobernando en el País Vasco y en Cataluña, y al PP le va muy bien que la derecha catalana y vasca se llame nacionalista, así el PP saca mayoría de votos en las regiones en las que cómodamente explota el nacionalismo español post-franquista. Una vez el PSOE perdió la izquierda, la gente de izquierda vio la oportunidad en PODEMOS de posicionarse como opción alternativa a la derecha. Y PODEMOS va exactamente por el mismo camino al fracaso, porque también entró en el juego de la auto-determinación, además de haber convertido en líder supremo –posiblemente por las urgencias del momento-, a una persona que sin tener ideas propias es incapaz de adquirirlas por padecer un patológico  enamoramiento de sí mismo que le auto-determina. En el embrollo de la autodeterminación nadie ha iniciado un debate sosegado y racional sobre en qué consiste dicho supuesto derecho. No se sabe si tiene derecho a la autodeterminación  la ciudad de Barcelona o su provincia  del resto de Cataluña, es decir poder optar a la independencia manteniendo la integración de la Unión Europea mientras sea beneficiosa, o si tienen tal derecho los barrios altos de Barcelona en relación a los de abajo, dado que aquellos pagan más impuestos recibiendo menos contraprestaciones de la Generalitat y del Estado que  los del pobrerío. Además de existir sustanciales diferencia culturales entre los de arriba y los de abajo; y lingüísticas, arriba dominan mejor y estiman más  el idioma catalán que los de abajo. Los autodenominados de izquierda que acogen la auto-determinación, suele decir que no son partidarios de la independencia de Cataluña y/o del País Vasco, que ellos en tal caso votarían en contra, pero se ahorran decir por qué votarían en contra.
  ¿Por qué ha de gobernar el PP?, igual es porque los demás se están autodeterminando.
 
Barcelona a 18 de Octubre del 2016.- RRCH

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