Seguramente
una gran mayoría de ciudadanos de España y del resto del mundo, están de
acuerdo que no existen hoy por hoy figuras o personalidades políticas que tengan
credibilidad. Y algunas de las razones pueden ser las siguientes:
1.- Para
adquirir visibilidad ante la ciudadanía, se ha de hacer un hueco dentro de un
partido político, y para ello modula sus planteamientos para agradar al aparato
directivo de la formación, conscientes de que éstos lo han de postular.
2.-
Superada la primera criba de la que sale desfigurado o remodelado al gusto del
apartado se dirige a los medios de comunicación antes de dirigirse a los
ciudadanos. Y para satisfacer a aquellos da titulares: soy socialdemócrata; soy
socialista; soy demócrata-cristiano; soy liberal; soy conservador; soy… El
periodismo actual no se interesa por el fondo de las cosas, en hacer un
seguimiento y en proporcionar información veraz y contrastada, sino por aquello
que más escandalice o llame la atención de forma instantánea, puesto que
consideran que la ciudadanía no está en disposición de pensar por sí mismo sino
en coleccionar eslóganes más o menos brillantes o más o menos obscenos. Los
medios incentivando la emocionalidad venden mejor, y el político se deja porque
cree que de tal forma adquiere mayor cuota de audiencia y de televidencia; y
más rápido.
3.- El
político una vez da el titular a los medios de comunicación con el fin de
conseguir apoyos sobre lo que dice que es, continúa su periplo en sumar amigos
dentro del aparato del partido. Amigos que lo serán o no, que continuarán
siéndolo o dejarán de serlo, en la medida que ellos como amigos sean
correspondidos en sus particulares intereses dentro del partido y/o fuera de él.
4.-
Cuando ya está consolidado en las noticias diarias, se dirige a los ciudadanos prometiendo
cosas similares a la que otro también promete, como que defiende la igualdad, la
justicia y el bienestar de todos –especialmente de los trabajadores y la clase
media-, la lucha contra la corrupción, la lucha contra la discriminación sexual
y la xenofobia, la lucha contra la degradación ecológica, la defensa de los
animales, y la patria. Ninguno de los
que dicen yo soy tal, se manifiestan en contra de lo antes expuesto, si acaso,
según el foro al que se dirija pone más acento en una lucha u otra.
5.- Para
presuntamente defender lo que presuntamente dice querer defender, directamente
no defiende nada, sino que tratan de demostrar que su contrincante miente
cuando promete lo mismo que él, o por lo
menos que el otro es incapaz de hacer lo que promete, con ello más que pretender
un apoyo directo a sus postulados, se afana en restárselo a su contrario. Se
centra en demostrar que sus contrincantes son peores, con lo cual se conforma
apareciendo como el menos malo.
6.-
Las promesas que reparte para conseguir los votos, siempre están huérfanas de explicaciones
sobre cuáles son los motivos de fondo que han impedido que lo ahora prometido
nunca antes lo haya ejecutado otro –más
allá de decir que el otro no quiso, mintió o era incapaz-. Se ahorra en exponer
–superando el titular- en qué consiste la solución, cuándo, cómo, dónde, de qué
manera, con qué medios, y con qué consecuencias adversas se encontrarán tales
soluciones y como se solventarán.
Barcelona
a 5 de octubre del 2016.- RRCH
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