miércoles, 15 de noviembre de 2017

La mentira como único instrumento.


Hoy por hoy, una vez devaluada la honorabilidad al nivel del “bono basura”, la persecución del éxito se mide por la capacidad de captar voluntades en beneficio propio, y el instrumento más eficaz para la manipulación emocional sigue siendo la mentira. Desgraciadamente en Catalunya la mentira hoy es un “valor” en alza. El engañado cuando descubre el engaño hace acopio de resistencia para no admitirlo. Admitirlo implica para él un deshonor atendiendo a un concepto de honor que voluntariamente ha degradado.

       El procés catalán hacia la independencia fue una madeja de mentiras, desde la primera hebra hasta la última. Todo era mentira. Lo gracioso, por no llorar, es que los artífices principales de los embustes ahora comienzan a insinuar que quizás sus postulados no fueron certeros, pero procurarán y hasta puede ser que lo consigan, seguir mintiendo mediante la técnica del victimismo, que es una suerte de adicción enfermiza a la tesis de la dependencia. Ya dicen y seguirán diciendo que ellos no dijeron la verdad porque a ellos le engañaron, ¿y quién les engaño?, fácil: el Estado Español. ¿Cómo les engañó?, fácil: ellos se creyeron que España se iba a dejar y se han enterado hace un rato que la Constitución desde 1978 tenía un artículo 155 y el Gobierno tuvo la desfachatez de aplicarlo. Creyeron que como se creían más democráticos y mejor legitimados que el resto de españoles España negociaría con ellos y les daría a ellos lo que ellos necesitaran para cumplir el antojo de ellos. Y ¿qué querían negociar?, fácil: que les implementaran la independencia de Cataluña. Ellos ponían las ganas y el Estado español les debía proporcionar todo lo necesario para que los separatistas controlaran el territorio que querían separar de España, le financiara la formación de un ejército catalán para “defenderse” de España; les facilitara el reconocimiento internacional de la República Catalana; les siguiera asegurando que los catalanas separados tendrían los mismo ingresos, menos gastos y Catalunya el mismo Producto Interior Bruto (PIB), y por supuesto, que la República Catalana recibiera la misma financiación.

 Y fueron tan, tan engañados los pobres que ahora el Sr. Mas, el Sr. Campuzano, el Sr. Tardá, y la asociación Omnium comienzan al “autocrítica”. Más bien le hacen la “autocrítica” a los demás, pero como le llaman “auto”, ya vale.  Don Artur Mas, primer espada de la innombrable Convergencia que una vez acreditada su corrupción se cambió de nombre por el de PDECcat, y que ahora el pobre va pidiendo que los engañados le hagan colectas para pagar sus embargos consecuencia de sus desvaríos, dice que “el objetivo de la independencia sigue siendo vigente” pero cuestiona que "hubiera un buen control de los tiempos" y que "la mayoría social fuera suficiente" para llevar a cabo el plan secesionista. ¡Pobre, lo equivocaron! Cuando decía que los banqueros se pelearían por estar en Cataluña y que la nueva república sería recibida con los brazos abiertos en la Unión Europea, y que los catalanes iban a atar los perros con chorizos una vez él los independizara, pero al parecer él estaba engañado. Calculó mal.  El “conseller” de Sanidad cesado, Antoni Comín - ¿Ministro de la República catalana?-, admite que “hasta ahora el independentismo ha preferido escuchar la parte del relato más épica, más emocionante y más bonita – lo que él mismo les decía- , en contraposición a las voces -que él negaba-  que alertaban sobre la represión del Estado o que los gobiernos europeos no nos reconocerían a la mañana siguiente de una DUI", y que “el Ejecutivo de Puigdemont no estaba preparado para desplegar la república catalana en un contexto de "represión". ¡Otro que lo equivocaron!

        El diputado de Esquerra Republicana en el Congreso español, Joan Tardà, ahora dice que  “Catalunya no es independiente porque no ha existido una mayoría de catalanes que así lo hubieran querido", “se proclamó la independencia y la república, pero no se implementó porque no estábamos predispuestos a poner en riesgo la seguridad de los ciudadanos y es inevitable que pesara sobre los dirigentes y el Govern el trauma del 1-O”, elogiando, claro está, la actitud de Carles Puigdemont al no implementar lo aprobado por el Parlament y de ello se siente  “muy orgulloso”. ¡Hostia!, y aquello del mandato ciudadano del 1 de octubre con más del 90% de apoyo!; y, eso de que el Sr. Puigemont está “resistiendo” como presidente de la república en Bélgica, ¿qué?; bueno ahora Puigdemont ya dice que hay otras alternativas a la independencia. La “consellera” cesada Clara Ponsatí (aspirante a ministra de la República), el portavoz de la dirección de ERC Sergi Sabrià, la dirigente del PDECat Marta Pascal y el portavoz Carles Campuzano, reculan y valoran “opciones alternativas a la independencia”, aunque "no va a haber renuncia al horizonte de la independencia, vamos a necesitar más tiempo para reforzar las mayorías sociales y las fuerzas soberanistas deberán acompasar sus ritmos”. Marcel Mauri de Ómnium dice que “se deben reforzar algunos objetivos que no eran sólidos, y que pensaban que estaba ante un Estado que se sentaría a negociar". CLARÍSIMO. Y las bufonadas de Rufián siguen ahí, y la Sra. Colau tratando de averiguar si Cataluña es Cataluña o Catalunya, si es república o no, si el escondido en la monarquía belga es presidente de la república catalana o prófugo, y si ella es de izquierda, de derecha u otra cosa. Pablo Iglesia busca novia…  ¿Y la dignidad?

Barcelona a 15 de noviembre del 2017, RRCh

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