Don Carles Puigdemont, Presidente
del Gobierno de la Comunidad autónoma de Cataluña, ayer convirtió al Parlamento
Catalán en un plató de televisión en el que escenificó un reality show y declaró la independencia de Cataluyna pero no la
declaró; declaró la suspensión de la independencia, pero no declaró la
suspensión; luego en la trastienda firmó un papel en la que declaró la
independencia que antes no había declarado pero sin declararla la había
suspendido. Ahora bien, declarando lo que no declaró y suspendiendo lo que no
suspendió, ha conseguido -eso sí-, que las empresas más importantes con sede en
Catalunya se independizaran de Catalunya dado que Cataluña es independiente
pero no lo es. El Sr. Puigdemont pasará un ratito a la historia como el
personaje político con el arco de triunfo más ridículamente abierto. Por su
amplio arco de triunfo pasa todo sin pena ni gloria: pasa la Constitución,
pasan las sentencias del Tribunal Constitucional, pasa el Estatuto de
Catalunya, pasa su Ley de Referéndum, pasa su referéndum del 1 de octubre, pasa
su Ley de Transitoriedad, pasan todos los separatistas a los que él incentivó
con pueriles promesas, y ahora se sentó a esperar que el Estado español también
pase por su arco de triunfo. Mientras tanto Cataluña/Catalunya se
descapitaliza; se descapitaliza en capital; se descapitaliza en las ilusiones
de progreso; se descapitaliza en todo lo que se puede descapitalizar,
capitalizando la melancolía. La puesta en escena para la estafa ha hecho un
descanso para en el siguiente acto intentar renovar aplausos con nuevos
actores. El doctor Iglesias y la Sra. Colau están haciendo un casting a medias para ver si les aceptan
ahora que ellos se han independizado de España, e intentar mantener la atención
de los espectadores que aún no han abandonado el teatro. Entre los espectadores
está el Sr. Rajoy, presidente del gobierno del Estado, que se está pensando si
entra en escena o se queda en el público pateando el suelo por lo mala que es
la interpretación del guion y pidiendo a gritos la devolución del precio de su
entrada. Como presidente del gobierno podría proponer una solución que
desactivara de forma definitiva cualquier continuación de esa obra de teatro, y
lo podría hacer proponiendo una reforma de la Constitución para que mediante referéndum
cualquier territorio ya sea comunidad de propietarios, municipio, región o
comunidad autónoma se pueda independizar, con unas mayorías reforzadas y
razonables, y que éstos, de paso, pudieran atender al hecho nuevo ya acaecido: cuando se independiza alguien además
de conservar lo que ya tiene, tiene que poner lo que dice que le falta, y
claro, si se van los que ya están las cuentas se han de replantear, para
aquello de los ingresos y los gastos. Los separatistas catalanes ahora
propugnan la vía eslovena. Eslovenia en 1990 estaba integrada en la antigua
Yugoslavia, antigua porque ahora ya no existe, y la independencia eslovena se
consiguió con una guerra en 1991. Yugoslavia se comenzó a crear en 1918 (Reino
de Yugoslavia) y se consolidó en 1945 como República Federal Socialista de
Yugoslavia; a primera vista: nada que ver con España, aunque siempre se pueden
sumar esfuerzos para que las situaciones se aproximen.
Barcelona a 11 de Octubre
del 2017. RRCH
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