Si algo claro se puede
extraer de la actitud intermitente (ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no…)
del Sr. Puigdemont, es, por un lado, saber que el pobre hombre es rehén de las fuerzas
contrapuestas que le designaron como presidente de la Comunidad Autónoma de
Cataluña. Haga lo que haga, al menos para un grupo de los que le sostienen
siempre será un traidor y ya se lo han gritado. Por otro lado, quien ha querido
verlo ha podido conocer que el fondo en el que se debía sostener la viabilidad económica
de la independencia siempre fue falso. Falso que la Unión Europea recibiría a
una Cataluña independiente; falso, que los países europeos reconocerían a una
Cataluña independiente. Falso, que las entidades bancarias se pelearían por
estar en Cataluña: se han ido con el mero anuncio de declarar la independencia.
La falsedad del fondo se sostuvo apostando por la mitad de la mitad de la
verdad, es decir, pudiendo ser medio cierto que el gasto de Cataluña por estar
en España era excesivo, era radicalmente falso que los ingresos de Cataluña
fueran los mismo siendo independiente que siendo parte de España, tan falso
como que se han ido más de un millar y medio de empresas a territorio español
más garantista de sus derechos y con sus finalidades económicas. Si ahora se
hicieran las mismas cuentas que se hicieron para iniciar el proceso
independentista, los números de las sumas y las restas serían otros muy
distintos, tan distintos que, con los de ahora podría resultar que quién pagara
más de lo que recibe de Cataluña fuera España. Y en el improbable supuesto que
los catalanes independentistas estuvieran todos dispuestos a ser mucho más
pobres a cambio de ser independiente, también, quien haya querido ha podido ver,
que las fuerzas políticas que se han unido para instar la independencia, una
vez ésta fuera conseguida se sacarían los ojos entre sí, dado que es imposible
que la burguesía independentistas haga migas con una izquierda radical
nacionalista que en coherencia consigo mismo pretende separa a esa Catalunya de
la Unión Europea y consecuentemente
quitarle el poder económico a la burguesía. De ahí, que la parada próxima será
la melancolía con 155 o con otra cosa.
Barcelona a 27 de Octubre
del 2017. RRCH
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