miércoles, 1 de diciembre de 2021

Sobre el fascismo de los unos y de los otros

 

    El término fascismo o fascista corresponde a una doctrina política de carácter totalitario y nacionalista, que con naturalidad se aleja de las premisas básicas de la democracia. Y, salvo que al concepto se le adjudique algún otro tipo de consideraciones, se le debería atribuir a todas las doctrinas políticas que en esencia cultivan tales creencias o conceptualizaciones.

        Así las cosas, el carácter totalitario se identificaría con que el Estado existente o el que se pretenda, centralice o centralizaría todos sus poderes en un partido único o en coalición con otros del mismo espectro, controlando coercitivamente las relaciones sociales bajo una sola ideología oficial. Y nacionalista sería la ideología sustentada en la afirmación de una identidad cultural ligada a un territorio, una lengua y/o una tradición histórica real inventada,  que exacerba la superioridad de un pueblo o nación sobre otros. Con ello parecería claro que el fascismo niega la existencia misma del opositor que les combate intelectualmente aquellas ideas, y para ello un fascista no escatima medios para eliminarlos, haciendo uso de las balas, la tortura y el asesinato “patriótico”; porque ellos son totalitarios y excluyentemente patriotas

       Si el fascismo es eso, y si fuera otra cosa y me lo aprendo cambiaré de idea, es fascismo y son fascistas los independentistas catalanes y vasco, y naturalmente en su máximo esplendor los etarras cuando asesinaban y el franquismo cuando hacían lo mismo con más amplitud temporal y cuantitativa.

       Suponiendo que esto fuera así, todas las normas que se crearan en un estado democrático sobre la memoria histórica tendrían que, en caso de España, centrar la memoria para intentar que lo recordado no se repita, tanto en los crímenes del franquismo como en los crímenes de ETA, puesto que se trataría de hacer memoria sobre el fascismo pasado, para que los presentes se nutran de lo que no debe ser.

       Claro, si partimos de ello, habríamos de asumir que si tales hechos se dejaron de producir hace más de 40 años unos y más de 10 años otros, hoy aún viven fascistas de los unos y de los otros tanto como aficionados o parientes, pero no ejercen como tales puesto que al menos ni los unos ni los otros matan, ni promueven asesinatos, secuestros ni torturas; claro que eso puede ser hasta que consigan las circunstancias adecuadas para volver a lo suyo; o no. Ahora bien, tenemos los ciudadanos que tenemos, y vienen de dónde vienen con las adherencias ideológicas de sus tiempos.

        Haciendo un grupo de los unos y otro grupo de los otros, para combatirse (o combatirnos) significando como característica esencial irredente la herencia fascista de unos y otros, solo reviviremos el pasado con la parcialidad de cada cual, mientras nos distraemos en la melancolía dejándonos arrollar por el futuro al no haber construido nada para después.

       Desde tales perspectivas es más que probable que VOX tenga ciertas pretensiones fascistas, como también las ha de tener BILDU; no obstante, cuando ETA mataba con tiros en la nuca por la “patria vasca” mediante descerebrados fanáticos que asesinaban a personas que ni conocían, desde concepciones democráticas se le llamaba a la participación política pacífica; bueno, ahora no matan y participan pacíficamente en las instituciones con representación democrática otorgada en elecciones libres.  En similares circunstancias se halla VOX, cuando a finales de los años 70 se promulgó la ley de partidos políticos y luego la Constitución actual, se hizo una ley de amnistía incorporando a aquellos que mataron por la “patria” a muchos republicanos y a la república misma; y ello fue así porque no se halló otro mejor remedio. Y salió ALIANZA POPULAR hoy PP con las adherencias ideológicas del tardofranquismo, del que se escindió lo que hoy es VOX, que participa pacíficamente en las instituciones con representación democrática otorgada en elecciones libres.

       Bien, si esto fuera así, es imposible entender porqué la izquierda quiere hacer un “cordón sanitario” contra VOX que conceptúan como fascistas y la derecha quiere hacer un “cordón sanitario” contra BILDU y contra Podemos por considerarles filo etarras o comunistas -parecería que a ellos lo de fascista les confunde-; y sean ambos fascistas o similares, ambos están dónde están por el apoyo popular en elecciones libres. Si resulta que el parlamento nacional y los autonómicas tienen un número concreto de diputados y las leyes se han de aprobar por mayoría, y ninguna formación política la cubre con los propios, ¿cómo se pretende que el Estado y las Autonomías funcionen con tantos cordones sanitarios que implica negar la legitimación de los ciudadanos que votaron democráticamente a los que se pretende segregar o acordonar? Acordonando no se consiguen mayorías, y la democracia va de eso.

       Posiblemente sería más idóneo combatir con razones concretas las propuestas concretas de unos y otros; cada partida de los Presupuesto, por ejemplo. Si seguimos en el baile de los fascistas nos fascistaremos todos, y es curioso porque el término fascista viene del verbo hacer, que a su vez proviene del latín, claro ellos lo hacían a balas y nosotros gastando saliva. Me recuerda aquel cuento de GILA cuando en la guerra sustituían los tanques que no tenían, con un Seat 600 lleno de soldados que insultaban al enemigo a grito pelao, no mataban, pero desanimaban al enemigo.

 Y ahora, igual ni eso.

Barcelona a 1 de diciembre 2021. RRCh

martes, 5 de octubre de 2021

INDIGENISMO Y CHARRUÍSMO

 

        Los postulados indigenistas que al parecer se están propagando en hispano-américa con cierta potencialidad emocional, aunque sus promotores crean querer saldar una injusticia histórica no hacen otra cosa que distraer el auténtico problema, que no es otro que la aporofobia (odio, miedo o rechazo a las personas pobres).

       Esa animadversión a las personas pobres, no se produce por el solo hecho de que ellas carezcan de bienes materiales, que es solo una de las consecuencias de la pobreza y seguramente la menos importante.

       La pobreza en el ser humano cuando se hereda de generación en generación sitúa a las personas que lo padecen fuera de la sociedad o fuera de la cultura de esa sociedad que les circunda. Entendiendo cultura no como un acervo espiritual o intelectual sino como la forma y manera que esa sociedad circundante se maneja, se comunica, produce, acumula bienes materiales e inmateriales, y los trasmite y conserva. Esa carencia de medios no solo impide la integración de las personas pobres, sino que genera en los integrados sentimientos de inseguridad y desconfianza contra tales personas como si la segregación fuera un antídoto frente a la pobreza. Y así, la culpa es de los pobres, no de la pobreza y sus causas.

       Dentro de los socialmente integrados siempre aparecen salvadores para intentar aliviar su conciencia o desviar la atención que agrupan a los pobres en círculos cerrados, proporcionándoles un relato emocionalmente efectivo sobre de dónde proviene su infortunio, que naturalmente lo datan en tiempos antiguos, muy alejados de ellos mismo, y allí encuentra a los culpables. Tales argumentos no les solventan la pobreza, pero les entretiene y les une, generalmente para su utilización en objetivos que nada tienen que ver con el combate contra la miseria y sí para enfrentar a los pobres entre ellos.

       Hay un historiador cuyo nombre no recuerdo, que afirma que la conquista de América la hicieron los indios, y las revoluciones republicanas que formaron los diversos Estados que componen Hispanoamérica la hicieron los españoles. En síntesis, parece afirmar que los españoles que llegaron eran tan pocos que si no fuera porque había muchos más indios sometidos por otros menos, y que los muchos se valieron de lo llevado por los españoles (caballos por ejemplo) y de sus conocimientos para la guerra, que estos mucho indios sometidos vencieron a los indios dominadores, y los españoles solo aportaron las infraestructuras.

       Pasado algún siglo, y ya existiendo la mezcla étnica entre los españoles y los indígenas que se convirtieron al cristianismo; los criollos latifundistas que eran todos españoles hijos o nietos de nacidos en España, aprovechando que España estaba invadida por los franceses, y con el inestimable apoyo de Francia e Inglaterra, lograron la independencia y crearon las Repúblicas actuales.

       Aquellos padres de la patria ni tenían ni tuvieron después ningún interés en mejorar la vida de los pobladores más desfavorecidos, sino en ensanchar sus propios campos, sus riquezas y el poder para conservarlo. Los pobres desde entonces y hasta la actualidad solo han servido como carne de cañón dando primero la sangre y luego el sudor al mísero precio de la necesidad.

       Valga como ejemplo el Art. 9 relación con el Art. 11 de la primera Constitución de Uruguay, de 1830; (literalmente):

Artículo 9º. Todo ciudadano es miembro de la soberanía de la Nación; y como tal, tiene voto activo y pasivo en los casos y formas que más adelante se designarán.

Artículo 11. La ciudadanía se suspende:

Por ineptitud física o moral, que impida obrar libre y reflexivamente;

Por la condición de sirviente a sueldo, peón jornalero, simple soldado de línea, notoriamente vago o legalmente procesado en causa criminal de que pueda resultar pena corporal o infamante;

Por el hábito de ebriedad;

Por no haber cumplido veinte años de edad, menos siendo casado desde los diez y ocho.

Por no saber leer ni escribir, los que entren al ejercicio de la ciudadanía desde el año de mil ochocientos cuarenta en adelante.

Por el estado de deudor fallido, declarado tal por juez competente.

Por deudor al Fisco, declarado moroso”.

 

       Ya la patria uruguaya nació suspendiendo la ciudadanía a los sirvientes, los jornaleros, los vagos, los borrachos, los simples soldados, los deudores, y los que no aprendan a leer y escribir en los próximos diez años. Es decir, los pobres quedaban fuera de las bondades patrias, A los indígenas no se les nombra, seguramente para no discriminar el pobrerío, o porque ya le tenían sentenciado un peor destino.

       Uruguay, es uno de los países hispanoamericano más significado en la ausencia de indígenas. Al parecer en el primer tercio del siglo XX con ocasión de un evento futbolístico, se generó la frase de “la garra charrúa”; ni entonces ni hoy existen charrúas en Uruguay, pero si charruísmo. Los padres de la patria los eliminaron físicamente en el primer tercio del siglo XIX al crear la patria, e incluso es posible que el nombre “charrúa” fuera puesto por los españoles por las similitudes que le hallaron con alguna festividad ancestral gallega, o se lo pusieron otras tribus, posiblemente guaraníes. Será difícil conseguir una muestra auténtica de ADN de aquellos, para contrastar con el de población actual, pero eso no impide que existan indigenistas o charruístas de apellidos europeos que agrupen a una parte de pobres para separarlos de los otros, proporcionarles un relato melancólico y señalando a culpables que ya están muertos desde hace siglos. No cura, pero entretiene.  

 

Barcelona a 5 de octubre 2012. RRCh.

viernes, 30 de julio de 2021

COMO UN COCHE O UN AUTO

 

    Una empresa, y con ello me refiero a cualquier agrupación humana encaminada a la consecución de una finalidad concreta, ya sea un país, una sociedad mercantil, una sociedad civil, una asociación vecinal, un sindicato o una familia, es como un coche.

          Un coche, o un auto, por aquello de la autopropulsión, está compuesto de elementos diversos con una finalidad concreta pero insuficiente por sí mismas. Tiene una carrocería; tiene ruedas, generalmente cuatro; tiene un motor; tiene un sistema eléctrico; tiene una batería; tiene un sistema de refrigeración; tiene frenos, y tiene dirección; por lo menos. Si entre todos estos elementos hicieran una asamblea para discutir cuales de ellos son los más importantes, saldría el representante de las ruedas diciendo que ellas son las más importantes porque son la conexión indispensable del auto con el suelo, sin ellas el coche no se mueve.  Y le replica el motor, que el más importante es él, sin él ni siquiera hará ruido; y la carrocería se mata de risa diciendo que sin ella el motor y las ruedas estarían tiradas por el suelo porque ella es la infraestructura que todo lo sostiene; y el sistema eléctrico socarronamente les dice que el más importante es él, maneja el encendido, las luces, la refrigeración y que sin ello no hay autopropulsión. La batería desde un rincón les recuerda a todos que cuando ellas se agota el sistema eléctrico es un montón de cables inútiles; y los frenos chillan que si ellos no paran solo harán un viaje. Los representantes de los elementos del motor le recuerdan a éste, que sin la carburación y los cambios poca fuerza puede hacer; dentro de los componentes de la carrocería apuntan que sin la amortiguación durará un rato; entre los de las ruedas dice la de la izquierda delantera que, si ella se desinfla a ciento veinte quilómetros por hora, todo se irá de culo. La dirección afirma que si ella se pone dura se saldrán todos del camino en la primera curvita… A todo esto, el conductor que les está escuchando le dice, ¡ja, ja!, si yo no me pongo al mando no servís para nada, y todos les respondes, sin nosotros no tienes coche, ni auto. Y todo tienen su razón, hasta un manguito del radiador, una válvula, una bujía, un asiento que se va para atrás o una puerta que no cierra…

          Al final para que el coche sea un auto y cumpla su función de llevar a las personas de un punto a otro, todos tiene que hacer su trabajo, y todos los trabajos que tienen que hacer, son necesarios para que la cosa se mueva y cumpla su cometido de forma satisfactoria. Es cierto que unos componentes son esenciales y otro solo necesarios; seguramente esenciales son la carrocería, el motor, las ruedas, los cambios, los frenos y el conductor, pero sin lo demás el conductor irá tan incómodo que hasta puede dejar el auto e irse andado.  

Barcelona a 30 de julio del 2021. RRCh.

miércoles, 16 de junio de 2021

Un problema para cada solución

 

En teoría  los sistemas políticos están pensados o deberían estarlo, en conseguir soluciones a los problemas sociales, territoriales y medioambientales entre otros muchos que se suscitan en un Estado y sus representantes políticos buscarían tal finalidad.

        En España hoy la cosa va al revés y los miembros de los partidos políticos se empeñan en hallar un problema a cada propuesta de solución, incluso a aquellas soluciones encontradas hace más de cuarenta años.

       En aquellos tiempos se encontró una solución, que como todas suelen ser provisionales hasta que se encuentre una mejor, consistente en que el Jefe del Estado fuera un Rey que sometido al Parlamento promulgara las leyes sin hacer valoraciones sobre su contenido, mantener su neutralidad política y actuar como símbolo embajador de unidad en representación del Estado. En los primeros treinta años lo de símbolo funcionó bien, luego se deslució sustancialmente por los tremendos errores que realizó Juan Carlos I, que quizás intentando salvar la institución se adelantó a lo que luego se descubre, abdicando y poniendo en su lugar a hijo, Felipe IV. Aquella solución dio cause a la conciliación entre una izquierda con principios republicanos y una derecha monárquica, ambas partes otrora irreconciliables, transaron en un rey que reinara, pero no gobernara, excepto en su casa, y a aquello se le llamó transición, de la que se descolgaron los extremos que no la aceptaron y guardaron su inquina para después.

        Para la mayoría de los ciudadanos el concepto transición se asumió como pasar de una manera de estar y ser a otra más acorde con los nuevos tiempos que venían, más justa e igualitaria; pero los extremos descolgados de una parte y de la otra lo asumieron como un simple alto al fuego hasta conseguir un rearme y volver al conflicto con mayores posibilidades de vitoria definitiva. Y estos ahora siendo adversarios se unen para tratar de derribar a la monarquía, los unos porque quieren que el rey gobierne conforme a sus intereses y los otros porque quieren que no esté y en su lugar exista una república sobre de cuyo contenido y finalidad tampoco dan razón, pero estiman que en su caso se hará lo que a ellos le va bien. Alternativas razonadas con estimaciones de cómo, cuándo y para qué no tienen, ni consideran que ello sea necesario puesto que lo que urge es el derribo.

        El atisbo de solución que el gobierno de Pedro Sánchez está buscando para parte del territorio español del extremo nordeste del país, dando indultos a los políticos catalanes presos por haber delinquido en pro de separar una importante parcela del Estado y gobernarla ellos, está sirviendo para que republicanos irredentos y autoritarios de corte postfranquistas se unan al mismo fin, el derribo de aquella transición.

       Los indultos siempre y en todo caso se dirige a delincuentes, es decir a presos que lo está por haber sido condenados en firme por delinquir. Y una de las opciones legales para concederlo es que el gobierno que los otorga entienda que con ello se efectúa una acción de utilidad pública. Tal utilidad pública, tanto si resulta finalmente cierta o no, no se halla en el simple hecho que unas personas presas salgan en libertad en favor propio y de sus familias, sino en el interés general de restarle munición precisamente a tales personas, que la tienen por estar presos y con las que soliviantan a un número importante de ciudadanos españoles especialmente en el extremo nordeste de España. En tales circunstancias no resulta pertinente ni necesario que los presos indultables se arrepientan de los actos que los llevaron a prisión, ni siquiera que den garantías o prometan su no repetición, puesto que, si lo hacen, por tales hechos volverán a donde estaban y que luego se les vuelva a indultar será difícil. Y si los que lo vuelven a hacer son otros del mismo grupo irán estos a la cárcel. Con lo cual la reincidencia además de no poderse asegurar que no se vaya a producir, siempre tendrá las consecuencias penales legalmente previstas.

       Otorgados los indultos por el Gobierno, el Rey los firmará tanto le guste como si no, y no será responsable de ello sino el Gobierno, y no porque éste se lo imponga sino porque así lo prevé la Constitución; ello sin perjuicio, claro está, que la derecha postfranquista y los republicanos irredentos, propongan con cara y ojos cambios constitucionales para el futuro con arreglo a lo que la misma prevé para su modificación, lo que, en su caso, podría ser propuestas de soluciones a problemas y no al revés. Aunque al parecer ambas facciones se sienten cómodas solventado sus problemas internos con el barullo como método de disimulo.

 

Barcelona a 16 de junio del 2021. RRCh.

 

jueves, 27 de mayo de 2021

Los indultos

 

Si bien no parece que existan motivos jurídicos para que el Gobierno otorgue indultos a los políticos separatistas catalanes condenados por sedición, tal como prolijamente refiere el informe de ayer del Tribunal Supremo, en el que no se ahorra tinta para de paso atacar políticamente al Gobierno, ni tampoco es del agrado de los separatistas que serían beneficiados que ni siquiera lo han pedido, sino que lo hicieron terceros por ellos; pero sí existen razones políticas para otorgarlos con ciertas condiciones, entre ellas mantenerles inhabilitados y hacerles pagar las cuantía económicas por los delitos de malversación de caudales públicos.

       Las razones políticas también son legales puesto que emanan de la misma ley de indultos que, aunque es del siglo XIX está en vigor con las adicciones jurisprudenciales que a lo largo de los años se les ha añadido, y en tanto que son preceptivos los varios informes que requiere su tramitación entre ellos el del tribunal sentenciador, no son vinculantes. Al no ser vinculantes, los indultos son un instrumento de disponibilidad política del Poder Ejecutivo.

       En los tiempos en que vivimos, donde los discursos se resumen en frases y las frases en palabras que se convierten en estandartes, la encontrada por el presidente Sánchez en el término “concordia”, puede dar juego.

       El separatismo es la antítesis de la concordia, pero rechazarla expresamente dañaría al victimismo en el que en esencia se apoyan ellos. Parecería que ese intento de concordia por parte del Gobierno otorgando los indultos podría romper el “cuanto peor mejor” desluciendo sus discursos de estado opresor. Cierto es, por contra, que la concesión de indultos dará (ya está dando) munición a la derecha españolista contra el gobierno, especialmente si es retroalimentada por el separatismo que en lugar de apaciguarse se crezca y quiera saltar del indulto a la amnistía, y de ésta a la independencia. Si ello sucede, que es posible, al menos quedará que el Gobierno socialista lo ha intentado y ello podría hacer reflexionar al votante catalán menguando el apoyo al separatismo.

       Si la concesión de indultos resulta un fracaso para la concordia, también podría reforzar la posición de Pedro Sánchez, aunque perdiera las próximas elecciones ante el PP-VOX, habida cuenta que éstos ni tienen ni se espera que tengan una propuesta contra el separatismo que no alimente y engorde al separatismo, que es lo que vienen haciendo desde hace más de una década colmando mutuas necesidades. La derecha españolista participa de la misma premisa que la separatista: “cuánto peor mejor”, y ante ello, en fin, parecería que apostar por la concordia sería mejor y cabe la esperanza que así se entienda al menos por las próximas generaciones de la ciudadanía española.

 

Barcelona a 27 de mayo del 2021. RRCh.

viernes, 21 de mayo de 2021

Los que defienden a su gente y los que se defienden detrás de la gente

 

En los conflictos armados que venimos viviendo y vivimos se advierte la absoluta desigualdad en las fuerzas enfrentadas.

        Es evidente la superioridad armamentística de Israel sobre Palestina y la consecuente mayor magnitud en número de muertos padecidos por los últimos frente a los primeros. Ello genera un choqueo emocional a las personas que no sufrimos los daños de forma directa y nos produce un sentimiento solidario con los que más pierden y mueren, en este caso los palestinos, y un rechazo a la aparente prepotencia israelí.

       Ahora bien, no parece razonable que pensemos que tales conflictos y matanzas se producen por generación espontánea.

        Hamás que maneja el destino de los palestinos, es una organización acusada por Amnistía Internacional y Human Rights Watch por crímenes de guerra, asesinatos y torturas de judíos, y también de palestinos. Considerada organización terrorista por países democráticos como Japón, Canadá y Australia entre otros. Fue fundada por un jeque sobre la premisa que el islam es la solución por el camino del sacrificio y el martirio con el fin de acabar con Israel, y comenzó atacando a Al-Fatath fundada en 1958 por Yasser Arafat como organización laica y socialista enfrentándose al dominio inglés sobre Palestina, que luego en 1964 se convirtió en la OLP en pro de una Palestina independiente al margen de la religión.

       Hamás expulsó a Al-Fatath de la Franja de Gaza en el 2006 desplazándola a Cisjordania, aunque en el 2017 se reconciliaron en la Autoridad Nacional Palestina, aunque sigue siendo apoyada por la Yihad Islámica (término interpretado por ellos como guerra santa contra los infieles).

       Los sacrificios padecidos por los judíos desde siempre y especialmente desde el primer tercio del pasado siglo XX no parece ser necesario señalar. La construcción de Israel no fue un camino de rosas precisamente en tanto que fueron recibidos a sangre y fuego por los países árabes vecinos. No obstante, acabaron construyendo un estado próspero y democrático que incluye a partidos políticos de diversas ideologías como el islamista Raam Taal, el comunista Jadash, el árabe-israelí Balad, y el izquierdista Meretz que promueve la convivencia en dos estados: uno judío y otro palestino.  

       Los bombardeos de Hamás sobre Tel Aviv, a pesar de ellos no produjeron el mismo número de muertos que los que Israel dirigió a Gaza, en tanto que los judíos además de armamento, para defender a su gente tienen refugios subterráneos donde esconderse y los de Hamás los tienen para esconder el armamento en túneles debajo de las casas de su gente. Los judíos defienden a su gente y los de Hamás se defienden detrás de la gente. Y ello no implica que los palestinos no tengan derecho y legitimación para defender lo que consideran propio, ni que la actuación de Israel sea proporcionada, ni que el gobierno judío esté actuando bien presumiendo de superioridad moral para mantener su integridad étnica rechazando la diversidad.

       No obstante, al igual que lo sucedido y que sigue sucediendo en Ceuta con la entrada de miles de inmigrantes en pocas horas desde Marruecos -muchos de los cuales son menores y hasta bebés- motivados por el “enfado” de un rey cuasi absolutista que aprovechando la miseria en que los ha hundido, los usa como carne de cañón abriéndoles las puertas para que salgan, y desde aquí acabamos atribuyendo responsabilidades sobre la protección de los derechos humanos a los estados y gobiernos que se sienten compelidos a tal protección, sin criticar y hasta a veces justificando la actuación de los que desprecian tales derechos de sus propios ciudadanos.

       Sin despreciar las culpas que pueden atribuirse a los judíos, habría que preguntarse si los palestinos muertos son víctimas de Israel o de Hamás, o en qué proporción de los unos o de los otros, y si los inmigrantes que sufren son responsabilidad de los países a los que acuden, o de los países de los que salen yermos de esperanzas sin más posesiones que sus propios cuerpos.

        Y, ¿cómo se puede proporcionar ayuda a estas personas en su lugar de origen si allí están dominados por sátrapas que dicen representarles y destinan las ayudas económicas recibidas a engordar sus propias alforjas y amontonar lujo?

 

Barcelona a 21 de mayo del 2021. RRCh

viernes, 7 de mayo de 2021

Iglesias y su final.

 

    La creación de Podemos como una formación política de izquierda renovadora que tomó el pulso del movimiento social del 15M fue una buena idea, y también la participación inicial de Pablo Iglesias. El factor que ha desarticulado a esta formación fue la actitud del Sr. Iglesias inmediatamente después de un inicio prometedor. Esa actitud puede que no tenga una relación directa con las ideas, sino con una personalidad narcisista, exhibicionista y prepotente que se creyó una estrella, que poco a poco de manera constante y sostenida fue apartando a las personas que le habían encumbrado y que a su juicio y el de muchos, eran mejores que él.   

       Posiblemente el primer error que cometió la formación Podemos fue poner la foto de iglesias en la papeleta de las primeras elecciones que participó, puesto que esto al Sr. Iglesias le pudo hacer creer que era un icono, todos los demás errores ya los cometió él directamente.

       El siguiente error y posiblemente el más importante, con el que comenzó a desdibujar la imagen que se había creado, fue la compra del chalé, error en el que perseveró obligando a la formación Podemos a que se lo tragara a través de una suerte de referéndum de aprobación del que creyó salir airoso, pero que en verdad produjo un destrozo en el alma de las personas que la componían y en las de quienes le votaban.

       Las explicaciones que ante tal actitud dio Iglesias, sobre que se había metido en una hipoteca de 30 años, que se la pagaba él, que pensaba en su familia y que tenía derecho, fueron las propias de una persona neoliberal, totalmente contrarias a las que se esperaban de él y de la ideología que se le suponía. Pasó abruptamente de fotografiarse en una vivienda humilde de un barrio al que decía pertenecer, a una casa aislada en otro lugar con piscina y amplio jardín, con lo que se alejó voluntariamente para su comodidad y la de su familia del entorno que antes decía defender y al que con dicha acción mostró su desprecio.

       De su discurso combativo a lo que él denominó “régimen del 78” del cual derivó la Constitución más estable, posible y democrática de España en toda su historia, y para cuya consecución varias generaciones de españoles sufrieron cárcel, persecución e innumerables privaciones, pasó el Sr. Iglesias a ir a sus posteriores discursos con la misma Constitución en la mano como si fuera la Biblia.

       Iglesias denostando al internacionalismo como fundamento esencial de la izquierda, se posicionó en favor de un referéndum segregacionista propiciado por el separatismo catalán en pro de una patria propia, y luego comenzó a hablar de Patria refiriéndose a España. Fue vicepresidente de gobierno de España, pero jamás planteo una reforma de la Constitución que antes consideraba peyorativamente como obra del “régimen del 78”. Se llenó la boca en contra de la corrupción atribuyéndola a los demás, pero no propuso la inclusión del delito de enriquecimiento ilícito en el Código Penal. Hizo tratos o negocios particulares junto al Sr. Monedero con la Venezuela de Chávez que le tapó la boca para criticar a Maduro y a sus vergonzantes bravuconadas. Se mostró amigo de los okupas, de los vandálicos defensores de la república catalana que quemaban las calles, las terrazas de los bares y cortaban las autopistas, y defensor de los supuestos trovadores populares que en pro de la libertad de expresión amenazaban matar a la gente con nombre y apellidos al tiempo que reivindicaban las actuaciones de los etarras. Pero se dolió enormemente cuando recibió de otros, unas balas en un sobre, olvidando que pocos años antes socialistas y populares las recibían en su nuca explosionadas desde las pistolas de cobardes con ínfulas de liberadores, que para él no eran fascistas. Y su acción política la acabó centrando en afirmar a gritos que los que no aceptaban sus postulados eran, esos sí, todos fascistas.

       Iglesias, seguramente a su pesar, ha sido el mayor estimulante para el crecimiento de la derecha y la ultraderecha de Vox. Él como político ha resultado un fraude que deja huella y daba miedo, aunque se le deba agradecer y se le agradece, que haya dicho que se retira, y como quedan personas valiosas de su entorno presente y pasado, como Yolanda Díaz, Mónica García e Iñigo Errejón, esperemos que se mantenga fuera.

 

 

Barcelona a 7 de mayo 2021. RRCh

 

 

miércoles, 28 de abril de 2021

“Cordón sanitario”: ¿a quién y para qué?

 

El concepto de “cordón sanitario” que la autodenominada izquierda política de hoy está defendiendo para aislar a la derecha extrema o regular, ya por su nomenclatura parece dirigirse a combatir a una infección patógena que pone en riesgo a la salud pública, y posiblemente la extrema derecha sí que amenaza al menos la salud mental y la voluntad de las personas, además de la paz social. Ahora bien, si a las muchas personas que ya infectó las aislamos sin ocuparnos en eliminar el agente patógeno responsable de tal dolencia para tratar de remediar el deterioro, ya de entrada dejamos a aquellos a merced de su infortunio, y si el virus se escapa de allí tendremos una pandemia similar o peor que la del Covid-19.

        La diferencia sustancial entre un cordón sanitario por motivos de salud pública en sentido estricto con un cordón sanitario político está en que el primero se produce al margen de la voluntad de los infectados, y el segundo precisamente es por la voluntad y convencimiento de los votantes, y a estos, si además queremos seguir siendo demócratas, será difícil de acordonarlos, especialmente si no se dejan.

        Pero es peor, en el supuesto que eso del cordón sanitario político fuera una buena idea, se tendría que atender a qué grupo político se le tendría que aplicar y en base a qué razones, y además saber a quién designamos como aplicador o juzgador de males.

        En la campaña electoral para las elecciones a la Comunidad Autónoma de Madrid que se dirimirá en las elecciones de la semana que viene, parece que la cosa ya se ha resuelto de la forma más nefasta posible. Así con la consigna “comunismo o libertad”, la derecha ha señalado al comunismo como infección a combatir atribuyéndose el vocablo libertar para ellos como bien a preservar, y en contraposición la izquierda opone la consigan “fascismo o democracia”, con lo que señalan que el fascismo es el mal que se ha de erradicar y los demócratas son solo ellos. Por tanto. ya tenemos dos cordones sanitarios que intenta acorralar unos a una parte de los electores, y los otros a la otra parte, y al parecer ya no queda ninguna otra parte fuera de los dos cordones.  Si esto es así, y ganan “los de la libertad”, “los de la democracia” se le tendrán que envainar y viceversa aquellos si vencen estos últimos. Pero, lo que tendría que ser seguramente no será porque los líderes de cada “acordonamiento” se han cerrado en un bucle emocional de tintes fascistoides al margen de las ideas, en el que su pretensión se circunscribe pura y exclusivamente en impedir que los ciudadanos voten al contrario desechando cualquier inversión de energía para ganar el voto para sí en base a sus propuestas.

        No hay propuestas que contradigan las propuestas de los contrarios si es que tienen alguna, simplemente se trata de demonizar al opositor (más bien, enemigo) para que la ciudadanía no les vote. Y siguiendo la consigna, los que voten por “la libertad” no tendrán ni idea ni le importará a qué libertad están votando, y los que voten por “la democracia” tampoco sabrán ni le importará a qué democracia apoyan.  Consecuentemente los “cordones sanitarios” se está convirtiendo en lo que era previsible para cualquiera que primero piense y luego haga fuerza: en un enfrentamiento de bloques antipolíticos (fascistoides todos en sus métodos), porque estos "políticos" intentan hacer fuerza ante de pensar. Y tiene toda la pinta que la izquierda se estrelle y se estreche, y si esto sucede el mayor mérito se lo llevará el Sr. Iglesias por su destacada preminencia en el griterío hueco con ínfulas de superioridad moral con lo que ha arrastrado al resto de la izquierda, y en consecuencias se ha convertido en el mayor baluarte para los fines de la ultraderecha. 

Barcelona a 28 de abril 2021.- RRCh

viernes, 23 de abril de 2021

La culpa es de los pobres

 

Nunca he creído que los españoles sean racistas, al contrario, creo que ha sido la población europea -si se compara con otras-, que más se ha integrado en diversos entornos étnicos en todos los países a los que llegaron antes y después del descubrimiento para Europa de las Américas, y siempre y cuando se atiendan a los criterios de humanismo de cada época.

          Otra cosa distinta es la aporofobia (desprecio y/o miedo a las personas pobres o desfavorecidas), y en España hay más de tres millones y medio de extranjeros no comunitarios, de los cuales son pobres en un porcentaje muy superior al de pobres autóctonos.

          Históricamente en todo el mundo a la derecha los pobres le han incomodado tanto como a la izquierda le incomoda la pobreza. Y no es lo mismo combatir a los pobres que luchar contra la pobreza, aunque daría para mucho debatir sobre con qué efectividad la izquierda ha librado o libra tal batalla.

          La derecha parte de la premisa que los pobres son pobres porque quieren serlo, porque no se esfuerzan en prosperar y que además pagan pocos impuestos, son muy caros de mantener para conseguir que se estén quietos, y para colmo tienen derecho al voto. Esto último es lo que más le molesta a la derecha: que los pobres voten. Si los pobres con documento nacional de identidad no tuvieran derecho al voto, la derecha sería claramente combativa con los pobres sin más distingos, excepto naturalmente cuando les son imprescindibles como carne de explotación o carne de cañón para defender la “patria”. Si ahora solo les atribuyen las culpas a los inmigrantes pobres extranjeros es por eso. La derecha asumiendo como mal menor parecer racistas tienen que salvar a los pobres con derecho a voto enfrentándolos con los pobres sin DNI, a fin de conseguir que los pobres autóctonos le voten por la patria.

          Es evidente que, si el porcentaje de pobres entre los inmigrantes no comunitarios en relación con la población total de España es mucho mayor que el porcentaje de pobres autóctonos, paralelamente y por ello, el porcentaje de delincuencia en inmigrantes es mayor que el de autóctonos. Y ello no porque sean negros, amarillo o blancos, católicos, protestantes, ateos o musulmanes, sino por ser pobres y de otras patrias.

           La pobreza humana tiene eso, es difícil que un pobre sabiendo que cerca hay comida, techo o abrigo, pueda reprimir el ruido de sus tripas y la desesperanza solo por saber que el remedio es ajeno. La ajenidad y los derechos negados a un pobre vencido en sus anhelos, suele convertirle en bruto, en el supuesto que el embrutecimiento no le venga de origen por herencia de un desmedido caudal de injusticia, desprecio, ignorancia y soledad. Y ello le impulsará una y otra vez a romper las puertas al campo, las alambradas de las playas y el simbolismo banderil.

          Así las cosas, para la derecha a los pobres autóctonos mejor ignorarlos o encandilarles con espejismos patrioteros, y consecuentemente enredarles para que le atribuyan la responsabilidad de su infortunio a los pobres sin DNI, y la izquierda para combatir la pobreza debería centrarse en la redistribución de la riqueza y no necesariamente tranquilizarles con subvenciones, sino creando la infraestructura y las circunstancias necesaria que les propicien formación y herramientas, y lugar dónde usarlas.

          No creo que la extrema derecha española sea racista, atribuirle tal característica es un recurso tan fácil como inútil, ellos simplemente son patriotas que defienden a la “gente de bien”, entre los cuales no están los pobres de España y cuando les adulan emocionalmente es por la frustración de no poder suprimirles el derecho al voto y solo relegarles como reserva imprescindible al sacrificio; si fueran racistas no hubiera puesto en sus listas como número uno en Cataluña a un negro (odontólogo).

          El cruce de improperios que se hacen nuestros representantes políticos para nuestro deleite cuando enfocan la cuestión, no parece que vaya a mejorar la actitud y disposición de los inmigrantes de fuera de la Unión Europea si no les tratamos como personas de forma eficiente cuando están aquí, o para que no tengan que huir de sus hogares reduzcamos nuestras ansias de beneficios en las patrias de ellos sosteniendo sátrapas de barriga fría.

Barcelona a 23 de abril 2021. RRCh.

lunes, 22 de marzo de 2021

Pandemia covid-19 y sus secuelas.

 

Seguramente nunca sabremos a ciencia cierta cómo se generó el virus, dónde, y porqué caminos se propagó, y tampoco a corto plazo conoceremos qué consecuencias en la salud de las personas producirán las distintas vacunas que se están utilizando para hacer frente a la cosa.

          Como estamos en un mundo globalizado en el que creemos tener derecho a conocer inmediatamente todos los detalles, no solo de lo que es, sino también de lo que será, puesto que en ello se sustenta nuestra seguridad, y la seguridad la hemos situado por encima de todos los bienes y además la exigimos. Tales ansias de conocer el futuro sin margen de error, nos impulsa a la especulación sobre lo desconocido, y surgen multitud de teorías de conspiración. Toda teoría conspirativa, se me antoja que, se habría de sustentar al menos en tres principios: razonabilidad, probabilidad y verosimilitud. Pero, así como que todos tenemos un culo, hemos de tener también una teoría, sea razonable o no, probable o no, verosímil o simplemente una idiotez. Las teorías sobre lo no sabido se han convertido en un derecho fundamental, un derecho humano más, que naturalmente se ha de respetar, cómo lo hacemos con los terraplanistas: personas que en su legitimidad teorizante humana aseguran que el globo terráqueo no es un globo sino un disco redondo y plano. Y si sobre la redondez de la tierra caben teorías revisionistas, ¡qué no iba a pasar con el covid!. Y así, es probable que la inventaran los chinos, aunque no se entiende muy bien para qué iban a querer matar a millones de personas si realmente lo que quieren es que vivan para producir allí y que les compren sus productos fuera, y menos se entiende que ninguna superpotencia de las habidas estuvieran en el ajo y ya dispusiera de la vacuna para aprovechar los réditos de su creación, o sin estarlo no se hubieran puesto como una moto contra China para de paso cerrarle el camino a la competencia económica que le está haciendo al mundo occidental. También podría ser al revés, que el mundo occidental creara el Covid en China para diezmar la población china y su economía, y se les escapó antes de tener preparado el antídoto o lo propagaran a propósito en pro de la cuenta de resultados, aunque también es raro que los chinos no hayan protestado o aún no se hayan dado cuenta. Aunque la teoría conspirativa que está teniendo más éxito es aquella que dice que fue un invento de los laboratorios farmacéuticos que al unísono se ha puesto de acuerdo para jodernos a todos y de paso meternos un artilugio maligno que nos controle a fin de dominarnos como marionetas. Y esta no parece muy verosímil puesto que ya existe internet como propagación de la idiotez por los millones de teóricos que la contagian adrede con reenvíos constantes. No se entiende entonces cómo tales laboratorios iban a invertir en un invento que ya existe, y aunque no se inventara con tal finalidad ya el hemos encontrado el truquillo para autocontrolarnos en el ahorro de energía cerebral.

           Faltaría entonces para concretar un poco, una teoría sobre cómo y para qué se iban a ocupar en manejarnos y cual sería la porquería que nos meterán con la vacuna.  Aunque parecería que la esencia de las teorías conspirativas se encuentra en el juego político que nos brinda y mediante la cual le atribuimos la responsabilidad de lo que nos pasa por el Covid a los representantes políticos que tenemos, y siempre que los tales nos caigan mal serán unos asesinos, si no caen bien cualquier burrada de los nuestros nos parece sublime por salvadores. De paso, y consustancial con lo anterior, abonamos nuestros sentimientos identitarios: la patria y los ataques de los otros; la raza y los ataques de los otros; el género y los ataques de los otros; la identidad sexual y el ataque de los otros, y el ecologismo y al ataque de los otros.

          Pero bueno, de momento nos vacunaremos todos no vaya a ser que sea una pandemia generada por un virus con autodeterminación identitaria, nos quedemos sin dosis y vayan todas para los otros.

Barcelona a 22 de marzo del 2021. RRCh

jueves, 18 de febrero de 2021

Libertad de expresión

 

    Hasta que no reformemos la Constitución, si es que existen razones para hacerlo, alguien las esgrime y propone un texto sustitutivo, respecto a la libertad de expresión, dice literalmente el Art. 20

1. Se reconocen y protegen los derechos:

a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.

b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.

c) A la libertad de cátedra.

d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.

2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.

4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.

5. Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial”.

Como es de ver, los límites a la libertad de expresión están en respetar los derecho reconocidos en al Título I de la misma Constitución, en el que se incluyen el derecho a la dignidad y el respeto de los derecho a los demás (10), el derecho de los extranjeros (13), el derecho a la igualdad ante la ley (14), el derecho a la vida y a la integridad física y moral (15), el derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto (16), el derecho a la seguridad (17), derecho al honor, intimidad y propia imagen (18), el derecho a la libre circulación en el territorio nacional y de entrar y salir de él (19), derecho a manifestarse pacíficamente (21), el derecho a asociarse (22), el derecho a participar en los asuntos públicos (23), el derecho a la tutela judicial efectiva (24), el derecho a la educación y libertad de enseñanza (27), etc, etc.  De ello parece deducirse que la libertad de expresión debe parase y ser reprimida en el preciso momento que se enfrenta a los otros derechos de los demás y que el Art.20 de la Constitución señala.

       Cosa distinta será valorar si tal necesaria represión y sus consecuentes reprimendas se han de instrumentar a través del Código Penal mediante penas privativas de libertad o se ha de hacer mediante otras leyes y con otras consecuencias sancionadoras. Es muy posible que las penas de cárcel para los infractores no sea la mejor forma de reprimirles, aunque seguramente vamos a tener que pensarlo cuando las palabras se utilizan como arma letal, y según de la boca de quién salga, a cuántos oídos llegue y a cuántas cabezas envenenan. Expresiones que se han publicado como las siguientes: "¡Merece que explote el coche de Patxi López!", "No me da pena tu tiro en la nuca, pepero. Me da pena el que muere en una patera. No me da pena tu tiro en la nuca, socialisto","Que alguien clave un piolet en la cabeza de José Bono", "Pena de muerte ya a las Infantas patéticas, por gastarse nuestra pasta en operaciones de estética"; "Jorge Campos merece una bomba de destrucción nuclear”,“ Llegaremos a la nuez de tu cuello, cabrón, encontrándonos en el palacio del Borbón, kalashnikov", “Quiero transmitir a los españoles un mensaje de esperanza, ETA es una gran nación" o “Nuestros enemigos son los judíos”, igual sí que requiere un tiempo de cárcel o algún tipo de internamiento en centro especializado en la cura de la indecencia. Aunque hay que valorar que las reprimendas de estos idiotas no les convierta en mártires por parte de violentas minorías amplias de idiotas, que además consigan que el idiota condenado acabe viviendo de las idioteces expresadas y su reiteración se convierta en su único medio de vida.

       Como los límites de la libertad de expresión ya están en la Constitución hasta que la cambiemos, tendremos que atinar al establecer la forma de reprimirla cuando se salten los límites, que sea para todos iguales, digan lo que digan, pretendan lo que pretendan y sean de ultraizquierda o de ultraderecha. Atendiendo a que la gran basa del populismo hoy por hoy se halla en la capacidad y el éxito que han demostrado tener en prostituir el lenguaje subvirtiendo los conceptos, que en base a la economía circular van reciclando estupendamente las mayores bajezas intelectuales de forma y manera que se retroalimentan los extremos de izquierda a derecha a fin de socavar los fundamentos esenciales de las democracias. Cualquier comparación es válida o no lo es en absoluto, dependiendo de quién las haga, y naturalmente su hacedor se autoproclama garante de esa democracia que con sus idioteces debilita.

       Si resulta que desde las instituciones del Estado las personas que las encarnan instan y promueven quebrantar la Constitución que les posibilitó tal posición representativa, se entiende como un acto de ejercicio democrático dimanante de la legitimidad y soberanía que les otorgaron sus votantes, con lo que para éstos el apoyo popular de sus adeptos -excluyendo los que están en contra aunque sean mayoría-,  estará por encima de la propia Constitución que debería ser el marco superior jerárquico de toda la legalidad vigente. Los que defienden esa legitimidad o superioridad moral por encima de la legalidad, no opinan lo mismo aunque se haya hecho o se expresen cosas similares y con idéntica finalidad si lo ejecuta, dice o respalda Trump, Echenique, Abascal, Puigdemont, Iglesias, Torra o una chica de camisa azul.

       De momento los textos para corregir tales anormalidades no están, nos mantenemos ocupados para romper lo existente sin noticias de cómo se repondrá el solar baldío acabado el derribo.

 Barcelona a 18 de febrero 2021. RRCh

jueves, 7 de enero de 2021

POPULISMO

 Al parecer el populismo no es un compendio de ideas políticas dirigidas a la transformación social con la coherencia, razonabilidad y posibilismo que se le debería suponer, consecuentemente no es de izquierda o de derechas. No obstante, atendiendo al éxito que van recogiendo habría que admitir que tanto los que se confiesan de izquierdas como los que lo hacen como de derechas, no son ni una cosa ni la otra, puesto que ambas facciones se han apuntado al fanatismo que se revela como la acepción más ajustada del populismo.

          El fanatismo no tiene el menor interés en convencer a nadie mediante la exposición de sus razones sustentas en hechos objetivos y contrastables, sino que renunciando al más elemental sentido crítico pretende imponer por los medios que sean sus decisiones como las únicas válidas e imprescindibles, al tiempo que prodigan con los más groseros insultos a sus oponentes, que a su vez ellos les responden con idéntico arsenal.

          La libertad de expresión, concepto que es (o debería ser) la esencia de los sistemas  democráticos, lo hemos prostituido de tal manera que sirve igual para un roto que para un descocido, de forma que un supuesto “artista” puede recitar versos y soflamas incitando públicamente  a matar  a un político o a policías y no merece castigo porque ejerce su libertad de expresión, y los que niegan que esto sea así, siendo militares retirados, alegan el mismo derecho para ellos cuando afirman que se han de fusilar a millones de personas de su amada patria, y los que están en contra de tales fusilamientos piden la actuación de la justicia, pero si por otros hechos presuntamente delictivos la misma justicia actúa contra ellos es porque está corrompida. Rodear una Consejería o un Parlamento para intentar impedir lo que se está decidiendo dentro, intentando entrar y si se frustra impedir que salgan los que hubieran en el interior, es un acto de libertad de expresión y  de ejercicio democrático de derechos,  pero no lo será si los que intentan impedir una decisión con igual método son los de la facción contraria, en este caso no será otra cosa que un acto de extremismo antidemocrático, según sean unos u otros, los actores serán fascistas o comunistas. Las dos facciones aman al pueblo y a la patria, pero si el pueblo de la patria en elecciones no les da la razón, no admiten perder y buscan dentro de ese pueblo patrio a los responsables de su “falsa” derrota, que naturalmente nunca serán ellos mismos.

          Cuando se ataca al sistema, término que hace años se usa en tono peyorativo para definir al enemigo, realmente se apunta al sistema democrático, que sin ninguna duda tiene sus debilidades, incompetencias y corrupciones, pero quienes le atacan en ningún momento exponen qué sistema proponen como mejor sustituto, o qué medidas consideran idóneas para corregir el sistema que tenemos, sencillamente parecen abocarse a su destrucción sin ofertar otra alternativa.  Frases como nos robaron las elecciones, España nos roba, no entregaré la Casa Blanca, el cielo se toma por asalto, acabemos con la casta, hagamos un muro que pagarán los mexicanos, no pasarán, acabaremos con el régimen del 78 o con este gobierno ilegítimo social-comunista; todas son frases cortas fáciles de asumir emocionalmente sin necesidad de pensarlas, efectivas precisamente si no se piensan, y que en todo caso van dirigidas al enemigo, ignorando adrede que se refieren a sus conciudadanos. Buenos o no, pero conciudadanos, que en la cúspide del “sistema” tienen como regla de convivencia una Constitución. No se trata de comparar la capacidad destructiva que tenga el Sr. Trump con la de otros predicadores más menudos, pero si son comparables los mensajes y las finalidades de derribo que denotan; la descarada ausencia de cualquier idea constructiva. Pero lo más curioso es que cuando las cosas se ponen tremendas los unos y los otros siempre van a buscar en la Constitución un asidero del cual colgarse y en ese momento se olvidan del régimen que combaten, posiblemente porque no han sido capaces de construir una alternativa que merezca ser defendida proclamando sus virtudes.

          Las redes sociales si fueran bien utilizadas serían un instrumento maravilloso, pero tienen el anonimato como defecto sustancial, y se podría reducir convirtiéndolo de pago a bajo coste, por ejemplo, un céntimo por mensaje o reenvío en tuiter, wasap y demás redes. Si se tuviera que pagar se dirían menos tonterías reduciendo el número de idiotas, y además pagando se acaba el anonimato porque se podría saber el titular de la cuenta bancaria por la que se verificara el pago, e incluso sería estupendo que tales pagos revirtieran en los medios periodísticos en proporción a su número de seguidores.

Barcelona a 7 de enero del 2021. RRCh.